Mansión Suwa
El Omega no comprendía porque había despertado en aquel sótano en el que fue torturado durante su entrenamiento para ser el asesino perfecto cuando cumplió la dulce edad de once años. Se encontraba acostado, sin tener algún recuerdo de lo que lo había traído de vuelta a la oscuridad de ese lugar que una vez quisieron que él le llamara hogar.
No pudo evitar sentir miedo al reconocer que estaba en peligro por haber regresado. Era una angustia tan grande que le empezó a recorrer todo su cuerpo hasta el punto de que solo le hizo pensar el bienestar de su bebé. Tocó su abdomen queriendo que este le transmitiera seguridad, sin embargo, no sintió que estuviese abultado. Al contario, lo que notó era que estaba plano y con una cicatriz horizontal en la zona donde se ponía que debía de estar su bebé.
Nuevamente se había tocado, esta vez con pánico queriendo que su sentido del tacto lo engañase.
—No... No... No... —Rei se estaba poniendo ansioso.
Deseaba sentir otra cosa, realmente lo quería. Iba a cumplir seis meses, no pudieron haberle hecho una cesaría en la que su niña no estaba.
—¡KAZUKI! ¿DÓNDE ESTÁS? —exclamó como primer reflejo en esa penumbra, mas no recibió respuesta—. Esto no puede estar pasando. Ayer yo... si... ayer yo...—intentó levantarse. Tras hacerlo estaba decidido a caminar para buscar una salida, pero con el primer paso que dio se pudo dar cuenta de que algo estaba atado a su pie—. ¿Qué? No, dime que no es eso...
Sacudió su extremidad.
Cri, Cri
Sonó aquel grillete con el que solían aprisionarlo en los entrenamientos que sus celos se descontrolaban por volverse insaciable. A estas alturas, Rei no entendía bien como había regresado del lugar que buscó de escapar, si hasta ayer estaba en casa, se acostó a dormir con su Alfa en el nido con su bebé moviéndose enérgicamente en su interior, pero algo paso, algo para que hoy fuese todo diferente.
Él anhelaba comprenderlo, mas se sentía débil. Estando esos minutos de pie (caminando de un lado a otro) se había puesto a pensar que lo traía a ese paradero en el que sin saber por qué, repentinamente sus piernas le fallaron. Logrando así que sus rodillas se cayeran sobre el piso duro y frío en el que había despertado.
—¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí?
Sentía demasiada incertidumbre.
Ni siquiera sus pensamientos se estaban organizando, mucho menos los harían con esa irritación sofocante que le causaba la marca en su nuca. Posicionó su mano encima de esta para rascarla al sentir esa molestia como también los nervios de no saber que había pasado con su hija.
Ciertamente, su lado Omega estaba a flor de piel esparciendo sus feromonas deseando que eso atrajera la atención de su compañero si sabía que lo habían secuestrado. Fue tanta su desesperación, que aquel cuarto oscuro se convirtió en una fragante bomba amarga de su esencia a pudin que indicaba su malestar.
Eso le molestaba.
Aun así, no podía tratar de moverse más de cinco pasos con ese grillete acompañado de la sensación de que su cuerpo, indescriptiblemente, le pesaba.
Ante eso, él solo se rindió dejando que su jerarquía pasiva liberara su esencia para que se relajara. El Omega respiraba agitadamente queriendo aspirar tranquilidad al tener en todo su organismo esas sensaciones tan incómodas; su cara se puso roja de lo sofocado que se encontraba olvidándose por unos momentos de la realidad hasta que escuchó pasos acercarse a su posición acompañados del llanto de un bebé...
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Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| Kazurei
FanficRei y Kazuki eran compañeros, solo eso. Ninguno tenía interés en el otro, a pesar de ser completamente opuestos, ni siquiera en sus muchos momentos que podían haber estado respirando sus propias feromonas por tanto tiempo. Sin embargo, como...