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—¿Estás seguro de eso? —fue lo único que pudo preguntarle Kazuki.

Rei solo bajó su mirada. Por su mente estaban pasando demasiadas cosas que no sabía si afirmar o negar esa decisión, en sus feromonas, esparciéndose tan amargamente por la habitación de su compañero se notaba que quería su apoyo. Lo observó queriendo conocer una respuesta por lo que dijo, pero en esos ojos rojos veía preocupación, los cuales buscaban una explicación de cuál era la razón que le hacía actuar así.

Fue ahí que se estaba volviendo a sentirse nervioso de que por elegir la opción incorrecta pudiese decepcionarlo, eso para él representaba uno de los traumas de su niñez.

Otra vez, por mucho que Rei no quisiera, se estaba manifestando ante la presencia de su opuesto.

Rei se sentía en peligro. Inconscientemente solo dejaba que su instinto Omega dominara en el aire que se creaba en este ambiente tan tenso. Kazuki se daba cuenta de eso, sobre todo, por detallar la manera en que su socio mercenario abrazaba su suéter rojo a nivel de su abdomen queriendo sentir seguridad en aquel nido que hizo.

El Alfa decidió acercarse para intentar calmarlo, pero era en vano.

—¡Aléjate de mí!

—Rei, no va a pasar nada. Déjame...

—¡No! ¡Sabes bien que porque te deje acercarme estoy así! —estaba temblando, ciertamente, él no estaba seguro de lo que expresa. Realmente quería que su compañero viniese a abrazarlo porque era la única persona que en este tiempo de convivencia le había dado estabilidad—. No lo hagas... Yo... Yo no... No necesito de un Alfa...

—Lo entiendo, sin embargo, debemos hablar con respecto a lo del bebé —dijo Kazuki buscando de tranquilizarlo—. Lo hicimos los dos y no quiero que te precipites por cómo te estás sintiendo.

Esas palabras confundían aún más a Rei. Demasiados recuerdos vinieron a su mente con relación a su antiguo jefe, recapitulándole que por haber nacido así era una basura, pero que no tuvo más remedio que quedarse con él por ser lo único que le quedaba para continuar con el legado de los Suwa por no querer reconocer que era un error.

El Omega aguantaba soltar sus lágrimas. Acordarse de eso siempre le dolió, después de todo, esa era la razón por la que se odiaba cada día por lo que era y con lo que estaba creciendo en su interior, verdaderamente, solo le hacía despreciarse más por las muchas ideas que le metieron en el pasado.

—¡Todo esto es un problema! ¡Con un aborto es la manera que lo vamos a resolver!

—Rei, no creo que...

Ring, ring

El teléfono del Alfa recibía, nuevamente una llamada.

No tuvo que suponer quien era, pero se aseguró primeramente viendo el identificador donde se leía perfectamente: "Kyutaro Kugi". El remitente contestó con pánico por lo que pudiese decirle, si bien sabía que era relacionado con el encargo que han tardado varios días en atender, no podía pensar ahora en algo más que no fuese la seguridad del Omega a su lado y no querer exponerlo al peligro que le hacía sentir el inconveniente que crearon juntos para involucrarse en otro.

Aun así, tuvo que contestar.

—¡Kyu-chan! ¡Hola! —saludó con un tono nervioso.

—Si Rei está contigo, más te vale poner el altavoz —expresó su jefe sin devolverle el gesto con el que lo recibió.

El destinatario de la llamada tragó saliva para acatar la orden.

—Estamos aquí.

—Escúchenme bien, ese encargo era para tenerlo ya hecho. No me importa si a Kazuki de la nada se le atravesó su rut. Ustedes tienen trabajo —recordó Kyutaro con frialdad—. Me prometieron no volver a tener inconvenientes y espero no sea así esta vez, porque si no la organización tomará el asunto por cuenta propia.

Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| KazureiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora