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4 de enero

Apartamento de Kazuki y Rei

Los días continuaron pasando.

La situación solo continuó transcurriendo sin que Rei dijese algo de ella. Algo que preocupaba a Kazuki porque su compañero había vuelto a intentar suprimir sus impulsos sin pensar en cómo eso le podría afectar más que en síntomas evidentes como lo eran las náuseas matutinas, el cansancio y dolores de cabeza que hacían que no sintiese bien, ni mucho menos dispuesto.

El Alfa por instinto quería ayudarlo, realmente lo intentaba dándole y esparciéndole parte de sus feromonas de pan por el aire para que se relajase en lo que sintiese, pero no funcionaba. Al contrario, lo que recibía era una respuesta negativa de que dejara de hacer eso, logrando así que todo acabase en una pelea constante por los cambios bruscos de humor que el Omega no podía soportar por lo ahogado que se sentía.

Eso consiguió que se volviese un poco rutinario discutir por la manifestación de sus propias naturalezas, algo que a Rei le era difícil de controlar cuando buscaba de no segregar sus feromonas con aroma a pudin para que Kazuki atendiera a su llamado y lo hiciera sentir seguro. Estaba agotado de que, por primera vez, en tanto tiempo, se encontrase con esa sensación de debilidad.

—¡Ya te dije que no es bueno ahora que vuelvas a esa antigua rutina, Rei!

—¿¡Y tú qué sabes que es lo mejor para mí?!

—¡Simplemente lo digo porque debes cuidarte! ¡Estás embarazado!

Otra vez, en medio de sus sermones, Kazuki había mencionado su condición.

—¡Deja de hablar de eso! ¡La doctora dijo que estaba bien! —Rei posó sus manos, inconscientemente, sobre su abdomen.

—En exámenes de sangre —dijo el Alfa bajando su tono de voz al darse cuenta de que gritarse no los estaba llevando a nada—. No te hiciste la ecografía para saber realmente como se ve dentro de ti.

—Es lo mismo.

—No, no lo es —puntualizó su compañero cruzándose de brazos—. Entiendo que te diese miedo. Yo también lo tendría si estuviese experimentando muchas cosas que antes no, es normal.

—No tenía miedo —el Omega no evitó acariciar ahora su vientre—. Ella dijo que estoy bien y esa cosa también.

Ese comentario alcanzó a poner triste a Kazuki. Quería entender la razón de porque Rei era un Omega tan terco para aceptar que estaba bien sentirse así, después de todo, él también lo estaba por involucrarlo en una situación en la que antes no había tenido oportunidad de afrontar.

Ninguno pudo evitar en eso emanar sus esencias de forma amarga por sus propios motivos y sentimientos.

—Rei —le llamó su compañero—. Tenemos que...

—¿Cuándo vamos a ir a la misión que nos asignó Kyutaro? —le interrumpió no queriendo continuar hablando más de algo relacionado con ese tema.

El Alfa no evitó poner una expresión de preocupación, mientras que, el Omega evitaba verlo con sus manos en su abdomen.

—Rei, yo no creo que...

—No pasará lo de la otra vez —dijo con seguridad, frunciendo sus cejas.

—¿Estás seguro? —fijó su vista donde tenía sus palmas—. Lo digo por...

—Puedo hacerlo. No quiero inconvenientes con Kyutaro por nuestro problema.

—Vale, vale —expresó moviendo sus manos para indicarle que se calmase, aunque él no lo estuviese viendo—. Mmm, tendría que volver al plan original que había pensado hace días de sabotear su sistema de seguridad. Es un sujeto cobarde, pero con muchos guardias...

Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| KazureiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora