15 de Febrero
Apartamento de Rei y Kazuki – Habitación de Kazuki
En su mar de feromonas ninguno de aquellos mercenarios supo cuánto tiempo estuvieron haciéndolo, mucho menos el Omega que estuvo cautivado por el ansia que le provocaba el Alfa por su Rut. Si bien estuviesen conscientes se darían cuenta de que lo habían estado disfrutando por una semana.
Eso era lo que duraban los periodos en celo de Kazuki, y cuando la mañana de ese quince de febrero apareció con los rayos del sol entrando por su ventana, dándole directamente a sus ojos, logrando así que este despertara con la molestia de que ya hubiese amanecido. Él maldijo mientras se sentaba en su cama intentando restregarse su rostro para quitarse un poco el sueño, aunque solo lo pudo hacer con su mano izquierda, ya que, la derecha se encontraba atrapada entre los brazos de Rei.
Tardó unos en reaccionar hasta percatarse de que su compañero estaba ahí aferrado a él. Cuando asimiló la situación en la que ambos se encontraban después de que los efectos de su Rut. En ese instante, fue que el de jerarquía dominante gritó como usualmente lo hacía cuando se encontraba en situaciones comprometedoras como estas.
Así que, como consecuencia de esa acción, el Omega estando soñoliento le abofeteó en la cara como reflejo para que se callase, lo cual funcionó, pero eso no le quitaba ese estado ansioso al Alfa que buscaba de despertarlo para hablar de lo que pasó.
—Rei, despierta, tenemos que hablar de...
El nombrado alzó su mano para ponerla nuevamente en la boca de su compañero, no soportaba el bullicio tan temprano.
—Qué escandaloso eres... —dijo con letargo intentando sentarse en el colchón. Claro que, le costó en un principio por todas las embestidas que ahora pasaban factura. Ante la molestia, intentó disimularlo, pero no pudo hacerlo—. Ah... Le diste con ganas... —apartó su palma de donde la tenía para posicionarla en su cadera—. Joder, peor que cuando metiste de golpe los dos dedos sin avisar.
La cara de Kazuki se sonrojó por ese comentario. Realmente no sabía que hizo del todo, solo recordaba sentir que imaginó el aroma a pudín de Rei, pero ahora entendía porque era tan penetrante en su mente: habían pasado su celo juntos. Intentó de acercarse para tocarlo con sutileza en la zona donde le dolía para asegurarse de que no lo lastimó como también colocarla sobre el vientre del Omega.
—¿Te sientes bien? ¿La cosa está bien?
—Sí... —afirmó—. No pasó nada más, sorpresivamente tuviste mucho cuidado en lo que recuerdo —expresó de lo poco que recapitulaba acerca de lo que pasó. Su mente se nubló después de la primera embestida que no sabe que más hicieron—. Como tú saciaste tu hambre. Ahora haz lo mismo por mí. No he comido tanto desde que lo hemos estado haciendo —sentía un antojo venir con el apetito acumulado de estos días—. Dame algo dulce... Tengo ansias de eso...
La voz del Omega fue como de orden, una que el Alfa a su lado no pudo resistirse. Por lo cual, se decidió en levantarse de la cama para ir a buscar prendas de casa para ambos y, de tal forma, bajar juntos para que quien tenía el rol de amo de casase pusiera a hacer el desayuno.
Este mismo fue a su armario tomando las prendas más cómodas para él dejándolas sobre la cama entretanto salía del cuarto para ir al de Rei a por una de las suyas. Regresó rápido con un short y una de las pocas camisas limpia que tenía; se las extendió y él las tomó.
Los dos empezaron a vestirse como si nada al estar acostumbrándose a hacerlo en situaciones de esa manera, aunque, mejor dicho, fue Kazuki terminó de prepararse, puesto que, cuando se dio la vuelta notó que Rei no se había vestido.
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Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| Kazurei
Fiksi PenggemarRei y Kazuki eran compañeros, solo eso. Ninguno tenía interés en el otro, a pesar de ser completamente opuestos, ni siquiera en sus muchos momentos que podían haber estado respirando sus propias feromonas por tanto tiempo. Sin embargo, como...