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Hospital Unasaka

Habitación 125 — 10:30 A.M.

Miri había logrado poner de parto a Rei, por mucho alivio que esto pudiese ser para él al no haberse pospuesto más tiempo del que se debía, a como esto se sentía era de lo peor y era como sentir que todas esas viejas heridas de bala y cuchillos que le provocaron el pasado se triplicaran, causándole tremendo dolor en la zona frontal de su vientre.

        El Omega no evitaba maldecir en todo el camino poniendo nervioso a su Alfa. Cuando llegaron al hospital de forma inmediata, siendo recibidos por una recepcionista que los atendió con pánico por esa manera tan brusca que llegó quejándose aquel paciente que deseaba traer al mundo a la bebé que tanto había esperado.

       No había marcha atrás, ahora que estaban aguardando en la habitación que les habían asignado, donde la doctora Anna tuvo que seguir estudiando las contracciones de su paciente, pues por mucha dolencia de las que se estuviese quejando, no había dilatado lo reglamentario para empezar, solamente habían sido dos centímetros desde que habían ingresado hace tres horas.

       Rei estaba en la camilla buscando de relajarse mientras Kazuki le hacia compañía, realmente por mucho que lo intentara ayudar, recibía una contestación de la furia que estaba hecha el embarazado.

      Era la primera vez que lo veía tan alterado.

      —Debes de respirar más pausadamente. La doctora Anna te dijo que si te alteras retrasas la dilatación.

       —No me hables de basuras, Kazuki. Hago lo que puedo —dijo el Omega exhalando por otro espasmo que había sentido—. ¡No lo soporto! ¡Van cuatro contracciones en los últimos veinte minutos desde que estamos aquí!

       —Miri decidió hacerlo especial.

       —Cállate, no tienes derecho a opinar de esto —pidió apretando su mandíbula para intentar relajarse para no complicar más el proceso del alumbramiento, pero estando en silencio no se sentía seguro—. ¿Ahora por qué no dices nada?

      —Me dijiste que no...

      El embarazado estaba agotado, así que, como pudo en esa corta distancia de su camilla tomó la camisa de su compañero para acercarlo a su boca a su oído.

      —¡Trae a la doctora Anna ahora para que me saquen a nuestra hija! ¡Se útil como esa maldita noche que decidiste ponerme a Miri!

       Esa orden aturdió a Kazuki, en serio, este Rei era diferente, pero, ciertamente verlo sufrir a causa de lo que él también inició no se podía evitar, ahora había que solucionarlo. Intentó llamar a la especialista, no creía que este aguantase más de sus dolencias, así que, fue con rapidez por ella antes de la hora.

      Evidentemente, la doctora pensó que con tantas quejas y esas horas que habían pasado ya era el momento, no obstante, volvió a revisar y seguía sin dilatar. Eso no era una buena señal, mas seguro se debía a que era su primer parto, incluso hizo esa observación en voz alta, pero como respuesta escuchó decir a su paciente que sí quien lo metió en esto quería más hijos, que fuera él quien pasara por esto, que lo que sentía ahora no le daban ganas de más.

      Un comentario chistoso, sin embargo, no había tiempo para bromas, por lo cual, decidió informarles que al escuchar tantas quejas del Omega que era mejor ponerle una epidural para que se aliviase un poco el dolor y que se relajase con mayor facilidad, aunque sonaba una buena idea para el Alfa de que su pareja dejaría de sufrir un poco, este se negó al escuchar que necesitaría de más agujas.

Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| KazureiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora