Capítulo 10 | Considerar la imposibilidad

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CONSIDERAR LA IMPOSIBILIDAD

🍀✧————✧ BECKY ✧————✧🍀

Cuando salgo del bosque apresuro aún más mis pasos para llegar a las cabañas sin que nadie vea lo roja o empapada que tengo la cara. Cruzo el campamento entonces lo más rápido que puedo limpiándome bruscamente la humedad en las mejillas. ¿Por qué no puedo dejar de llorar?

Soy un desastre, no puedo dejar de repetir las palabras de Freen en mi mente y de permitir que me calen, porque me lo merezco. Ella tiene razón en todo lo que dice, pero eso no hace que sea más fácil asimilarlo.

Sería injusto obligarla a ceder a sus sentimientos por los míos, cuando los míos son los más inciertos e inestables de las dos.

—¿Está todo bien Becky? —pregunta alguien frente a mi apenas entro a la cabaña.

Me sobresalto porque hasta ahora había mantenido la cabeza agachada en un intento por mantener escondido mi abatimiento.

Ya no será posible.

Pensé que la cabaña estaría sola ya que Irin debería seguir en la lavandería junto con Min, pero olvidé por completo que Amanda estará durmiendo con nosotras y que al igual que yo, está libre de la cocina por el momento.

Me siento tan patética, es imposible que niegue que estoy llorando, y Amanda tampoco es tonta, debe saber la razón que me tiene así. No sería la primera vez que se imagine que Freen tiene que ver.

¿Estaré dando impresiones equivocadas sobre ella ahora que de verdad me permito sentirme afectada? Uy no quiero seguir pensando en ella cuando los sollozos salen de mí de forma automática al recordar lo que acaba de pasar. Vuelvo a esconder mi rostro cuando oigo que Amanda pega un brinco desde la litera y cae al suelo para luego acercarse a mí. Sin embargo, no se atreve a tocarme.

—¿Becky? —suena un poco angustiada y no me gusta, no tendría por qué.

—Lo siento... No es nada —le aseguro sorbiendo la nariz y sonriéndole cómo puedo.

No puedo explicarle, no sólo porque ella siente algo por mí y al hacerlo tendría que mencionar a Freen. No creo que pueda porque el sólo verla me recuerda la última estupidez que le reproche a Freen.

No entiendo por qué lo hice, me digo a mí misma que trataba de entender las motivaciones de Freen, pero la verdad tal vez solo quería hacerle daño porque ella me estaba haciendo daño al llamarme egoísta y negarse a ser mi amiga.

—Tranquila —me consuela alcanzando mi brazo y frotándolo con suavidad.

Se muestra comprensiva y agradezco que lo sea incluso cuando sabe que debo estar llorando por Freen.

Extrañamente no me siento tan incómoda con su tacto, mis amigas no están aquí y pienso que es mejor así, porque ellas no me permitirían guardarme nada, querrían saberlo todo. Amanda al menos no pregunta, sólo parece estar dispuesta a consolarme. Así que la dejo, lloro y relajo mi cuerpo acabando con toda resistencia, ella se acerca y sigue acariciando mis brazos, luego el hombro y termina por acercarse a ella acariciando mi cabeza.

¿Por qué Freen no podía hacer lo mismo? Por primera vez me abrí a ella de alguna forma ¿y para qué? Para que fuera su turno de humillarme. No la culpo, quiero entenderla, he llegado demasiado tarde con mis confesiones. Ya nada puedo hacer y eso es lo que más me molesta.

Yo misma.

Incluso soy incapaz de alejar a Amanda cuando es posible que este gesto la ilusione de alguna forma. Me siento contrariada por su buena voluntad conmigo y mi susceptibilidad. Tal vez desearía que Freen hubiera aceptado ser mi amiga y fuera ella a quien estuviera abrazando por primera vez y no a Amanda.

Una gota de agua en una hoja de LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora