Capítulo 15 | Una fogata y una chispa

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UNA FOGATA Y UNA CHISPA

💧✧————✧ FREEN ✧————✧💧

—¿Que harán hoy en la noche? —pregunto a mis amigas llamando su atención desde sus respectivas camas.

Me miran curiosas y con un poco de picardía, no puedo evitar que mi rostro se caliente por las intenciones que guardo.

—Estaremos afuera con todos los demás en la fogata —dice Nam.

—¿Es obligatorio? —resoplo porque no me apetece estar ahí afuera cantando o contando historias con todos los chicos del campamento. No cuando puedo estar haciendo algo mejor.

—En realidad no —dice Noey—. Yo iré al rio con Irin.

Baitoey y Nam hacen exclamaciones de amor para ella y yo sonrió. Pienso que es un bonito lugar para besarse. Todo en lo que puedo pensar es en que quiero besar a Becky de nuevo.

—Le funciono a Freen, ya veo que quieres ir a probar suerte también —la molesta Nam.

—Cierren la boca —Noey les arroja su almohada, es obvio que esta avergonzada porque es lo que busca.

No la defiendo porque cuando llegue aquí anoche saltaron sobre mí sin que dijera nada. Mi sonrisa hablaba por mí y ellas no perdieron el tiempo en sacarme los detalles y fastidiarme hasta el cansancio.

Es su turno de recibir algo de eso.

—Esperen, ¿por qué Freen está preguntando dónde estaremos? —Baitoey se incorpora queriendo adivinar las intenciones que esconde mi interés.

Las miro un poco apenada de que esté por descubrirme. Nam no parece entender y prefería que se quedará así, pero Noey no piensa lo mismo.

—Quiere la cabaña sola para estar con Becky —comenta riendo y encogiéndose de hombros.

Pongo los ojos en blanco, debí suponer que tomaría ventaja para volver a desviar la atención hacía mí.

—¡Uy Freen!

—Basta —pido, pero tampoco lo niego.

—Has esperado esto tanto tiempo que no puedes aguantar las ganas de...

—¡Chicas! —exclamo apenada por sus miradas y sus comentarios.

—Es normal Freen, sólo tienes que pedirlo —interviene Nam con una sonrisa maliciosa.

No me sorprende que quieran avergonzarme todavía más haciéndome pedirlo o suplicarlo. Son unas malditas.

—Bien, quiero que vayan a la fogata y me dejen la cabaña libre —digo entre dientes y con la mirada baja.

—No, no me apetece ir a la estúpida fogata —se niega Nam haciéndome resoplar.

—No seas mala Nam, ella lo haría por ti —ríe Baitoey, supongo que de ver mi expresión.

—Bien, que tal esto, iré con Baitoey y te dejaremos la cabaña hasta las nueve de la noche. Tómalo o déjalo, porque no pienso estar más de una hora en la fogata.

—Diez —le negocio.

—Diez —acepta—. Y a cambio nos compraras el desayuno por una semana en la escuela.

—¡Que convenencieras son!

—Besarte con Becky lo vale —asegura Nam haciendo reír a las otras dos, menos a mí—. ¿Tenemos un trato o no?

Resoplo y acepto rendida. Sé que de todos modos me dejarían la cabaña libre, pero quieren fastidiarme, así que asiento porque necesito asegurar la disponibilidad de la cabaña antes de salir e invitar a Becky a venir.

Una gota de agua en una hoja de LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora