Capítulo 27 | Expiación

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EXPIACIÓN

💧✧————✧ FREEN ✧————✧💧

Camino de forma furiosa, juro que de lo molesta que estoy, mis pisadas son tan fuertes que por un segundo pienso en que podría torcerse de nuevo mi tobillo, pero no me importa, todo en lo que puedo pensar es que necesito llegar hasta el condominio de los chicos. Necesito hablar con Heng.

El muy idiota. Me las va a pagar.

Después de lo que parecía una eternidad Becky por fin salió de la oficina de la señorita Jum, no fue bueno verla llorando, corrí hasta ella y la abracé sin obtener resistencia, ella se desmoronó en mis brazos y se aferró a mí. Las chicas también la envolvieron (y a mí) en un apretado abrazo. Pero lo peor no fue eso, estar viendo como sufría y no tener idea del por qué, cuando nos contó lo que pasaba, Noey, Nam, Baitoey y yo supimos quien había sido ese alumno del que ella se refería. Y por la mirada que nos dedicó, me di cuenta que ella también lo sabía.

Ese idiota que se atrevió a inventar cosas de ella. Una vez más para variar.

¡Una vez más! ¡Qué se supone que pretende! ¡Maldito Heng!

Toda la preocupación que sentía por él se ha esfumado, incluso, ni siquiera me importa el enterarme de que mi mejor amigo ha estado consumiendo drogas.

Él no tenía derecho a inventar esas cosas de Becky.

Siento que mi cabeza va a explotar por la irá contenida, cada que me acerco más crecen las ganas de encontrarlo y golpearlo.

Algunos chicos me ven extraño, no es normal que las chicas estén en los dormitorios de los chicos, incluso está prohibido, pero no me importa si vienen a sacarme, espero que me den tiempo al menos de partirle la cara al que creía era mi amigo.

Subo las escaleras hasta el piso de Heng y sigo caminando llena de furia hasta su puerta. Aporreo con fuerza su puerta y sigo golpeándola, aunque me abre enseguida.

—Por qué golpeas de esa forma —cuestiona de forma tan serena que me desespera aún más.

—¿Qué me pasa? ¿Qué es lo que te pasa a ti imbécil? —exploto apenas lo veo. La puerta deja de ser mi objetivo y lo golpeo en el pecho y en los brazos que pone enfrente para cubrirse. Grito de forma iracunda sin importarme que sus vecinos estén escuchando. Mejor, espero que se avergüence—. ¡No me sorprende saber que te estás drogando! ¿Pero culpar a Becky?

—¡Cierra la boca! —exclama reaccionando por fin. Tira de mi para meterme al departamento.

Yo me resisto lo que puedo, pero no soy tan fuerte.
Me suelta una vez dentro y azota la puerta, se pone sobre ella tapando el paso, para evitar que me valla.

—¿Por qué has hecho eso Heng? —me abalanzó contra él y lo empujó, luego lo golpeo nuevamente donde puedo, los brazos el pecho, el forcejea conmigo hasta que me inmoviliza.

—¡Para ya, Freen! Sé que estás molesta, ¡pero tenía que hacerlo! —sus ojos parecen contrariados. Él no es el mismo que era antes y me pregunto si su nueva adicción tendrá que ver.

—¿Tenías qué? ¿Acusar a alguien inocente te parece bien? ¿Tenías que embarrar a Becky de tu mierda? —no puedo con la indicación, no entiendo porque tendría que hacer eso.

—Tenía que dar un nombre para que no me expulsaran, ¿comprendes?

—No, ¡porque el punto de eso era que les dieras un nombre real imbécil!

—No entiendes como son las cosas, no puedo echar de cabeza a esa gente y no me los quitaría de encima, aunque los expulsaran, no puedo irme de la escuela tampoco, no lo entiendes Freen.
—Si te echarán lo tendrías merecido por idiota, y en todo caso no, no puedo entender por qué harías algo así, ¿tú magnífico y egoísta plan fue echarle la culpa a Becky?

Una gota de agua en una hoja de LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora