Una gota de agua en una hoja de Loto

Capítulo 29 | Armonía

ARMONÍA

💧✧————✧ FREEN ✧————✧💧

La ama de llaves pone el plato frente a mí y se retira. Le agradezco en voz baja, aunque creo que no me escucha, tal vez también se siente intimidada por la mirada de mi abuela. No la culpo, cuando está molesta es imposible sostenerle la mirada. Así me siento yo desde que he llegado a casa.

Vuelvo la vista ligeramente hacia ella para darme cuenta de que efectivamente sigue observándome con detenimiento, como si esperara que le conteste una pregunta que no ha hecho aún.

Regreso la mirada a mi plato y aunque no tengo hambre finjo comenzar a comer por mera distracción. Oigo los utensilios chocar con la porcelana así que creo que también ha comenzado a comer por lo que me permito creer que estoy libre de su juicio por ahora.

Pero no tarda mucho en hablar y hacer que mi estomago se cierre de nuevo.

—Mañana iré a la universidad para hablar con el rector. Quieren presentar cargos, ¿lo sabías? —su tono pretender ser tranquilo, como si estuviera luchando contra las ganas de perder el control.

Me congelo en mi sitio. Claro que sabía que era una situación grave, pero hasta ahora no me había permitido preocuparme por ello más que por lo que estaba de que Becky fuera quién pagara injustamente.
—Abuela...
—No digas nada —me silencia levantando una mano frente a ella—. Bastante humillación ha sido el hecho de que te hayan expulsado, y todavía tener que sumarle un cargo policiaco, creo que has hecho suficiente por el apellido.

Trago en seco, a diferencia de hace unos minutos, desvía la mirada y evita verme, como si acabara de recordar que soy un desastre y contaminación visual para ella.

—Irás a rehabilitación —continúa hablando y dedicándose a comer—, te pagaré terapia, la que sea necesaria, eso les diré y con eso trataré de evitar que esto se agrave.

—Yo no consumo drogas —le hago saber, me abruma la idea de ir a una rehabilitación que no necesito.

—Oh, felicidades, entonces solo las vendes y no debería preocuparme —espeta con ironía.

Aprieto mis manos bajo la mesa. Quiero decirle la verdad, aunque eso signifique que me odie aún más. Me dan ganas de llorar, no solo porque esta siendo muy dura conmigo, sino porque odio la idea que tiene de mí. La idea equivocada.

—Lo siento —digo de forma apenas audible—, por todo.

No me siento valiente confesando la verdad aún. Es demasiado pronto y podría ser desfavorable.

—Tu hermana vendrá por la tarde —me hace saber de repente.

—¿Qué?
—No voy a dejarte sola, necesitaba a alguien que te vigilara mientras arreglo tus problemas.

—¿Y aceptó? ¿Tú le dijiste lo que pasó?

—Claro que le dije, no está contenta, y no quería venir a verme, pero acepto porque se trataba de ti.

Siento un vuelco en el estómago. Mind aquí es peor que solo estar con la abuela.

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—Señorita Freen —me llama la mucama, y me giro hacia ella para hacerle saber que la he escuchado—. Su abuela me mandó llamarla, su hermana está aquí.

Siento que mi pecho se hunde, pero me las arreglo para sonreírle y asentir. Mind está aquí y no debe estar feliz.

Ha vivido odiando la forma de ser de la abuela, pero es muy parecida y a mí me pone de los nervios.