Cap.19

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Habían pasado semanas sin saber de ella

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Habían pasado semanas sin saber de ella. Una parte de mi se resignaba a la idea de perderla, la otra, me decía que debía insistir un poco más.
Sin embargo cada día las cosas empeoraban, y me daba cuenta que soy un completo estúpido.

Para empezar lo del detective, cuando mis hermanos se enteraron, me pidieron que lo deje de lado, que era invasivo y hasta una conducta acosadora. Y lo era, pero en ese momento estaba desesperado.

Y quería saber de ella, aunque no estaba a mi lado, me preocupaba que volviera a autolesionarse, si ella se hacía daño por mi culpa no me lo perdonaría jamás.
Empecé a buscar la forma de contactarla, pero Cloé, mi cuñada, me recomendó que no lo haga, que solamente era maquinarme y que si ella quisiera que supiera de su vida, simplemente lo haría, pero que le diera su tiempo y espacio.

Hace unos días me di cuenta que el futbolista no me tenía bloqueado, no se me había ocurrido mirar por ese lado.  Aunque no subía cosas de ellos juntos, o si lo hacía eran cosas donde su hija aparecía.
Eso me daba esperanzas, quizás, muy en el fondo había una pequeña posibilidad.

Me dedicaba todo el tiempo a pensar en ella y recorrer los rincones de la ciudad donde todavía podía sentirla.
Me aterraba la idea de que un día simplemente desaparezca, no quería olvidarla, no quería imaginarme una vida sin ella.

Pero sabía que no había actuado bien, aunque ella tampoco lo hizo y eso me destruía, pensar que yo no había significado nada para ella me quemaba.
Me sentía dejado, nunca antes lo habían hecho, nunca nadie me había hecho sentir tan insignificante, tan poca cosa, incluso poco hombre, porque ella volvió a sus brazos.

Gianna nunca me prometió nada, ni siquiera sabía si había pensado en formalizar con el tiempo, pero me había enamorado, porque parecía real, la miraba a los ojos y sentía que ella me quería y que podía quedarme a vivir a través de esos ojos marrones.

TORSIÓN EN MÓNACO | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora