Cap.08

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Gianna maldice en español y no logro entenderla

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Gianna maldice en español y no logro entenderla. Mi cabeza se parte y solo quiero seguir durmiendo.
La luz del día entra por la ventana y me pega justo en la cara, trato de darme vuelta y seguir durmiendo pero la rubia levanta los almohadones del suelo y me los tira reiteradas veces repitiendo que ya es tarde.

Me levanto y busco mi ropa interior, camino al baño y encuentro a la argentina lavándose la cara. Me acerco y le doy un beso en el hombro, ella me mira y sonríe a través del espejo.
Me pregunta si puede lavarse los dientes con el cepillo descartable que me dejaron en el paquete de bienvenida del hotel, la dejo usarlo ya que siempre cargo con un cepillo extra.

Vuelvo a la habitación y Gianna se encuentra con la respiración acelerada y lastimando sus piernas con sus uñas, había visto antes situaciones así, está pasando por una crisis nerviosa.
Trato de calmarla e investigar el motivo de su preocupación.

— No tengo ropa, estamos llegando tarde y no puedo ir a casa a cambiarme.
Los estilistas son demasiado superficiales, es lo primero que viene a mi mente, sin embargo la observo mejor y veo pequeñas marcas que se asoman en la parte interna de sus muslos.
¿se autolesiona?

— Puedes llevarte una de mis camisas, y ponerte mi saco, tu vestido va a quedar como una pollera y te vas a ver formal—espero que eso la convenza, no quiero que se sienta mal y se lastime de nuevo.
Sus ojos llenos de lágrimas me miran , yo limpio sus mejillas con mis nudillos. Me paro y le extiendo la mano, ella la toma y se incorpora.

Ambos terminamos de vestirnos y ahora llega una parte muy interesante, escapar de la habitación sin que nos vean.
En nuestro recorrido al elevador planeamos una excusa para nuestros jefes, ambos llegaríamos tarde, al mismo tiempo, en el mismo auto y lo más llamativo, juntos.

(...)

Gianna se para en la puerta esperando las cámaras, no hizo nada que llamara la atención y sin embargo se robo la mía. La observo detenidamente, mi ropa le sienta bien, eso me hace sonreír. Nuestras miradas conectaron y me devuelve la sonrisa. El flash de una cámara me vuelve a la realidad y eso me hace cambiar la dirección de mi vista. 

Los mecánicos hacen comentarios sobre sus piernas, ella no llega a escucharlos porque está en el otro extremo de la habitación hablando con Isa.
Una leve pizca de rabia me invade al escuchar todo lo que dicen de ella. Tengo que sacarla de aquí. Esto me indigna, ¿nunca vieron a una mujer con falda?.
Lo cierto es que no me molestan los comentarios, sino de quien hablan, de todas las mujeres del lugar tenían que posar sus miradas en la mía.

— Quiero que te muevas a la sala de espera y me prepares un café ahora—Le digo en un mal tono y levantando la voz.
Ella levanta la vista de su teléfono y se prepara para responder algo, muevo mis ojos en dirección de los ingenieros, ella asiente y se va.
Entro de nuevo a la habitación y el silencio de los  hombres que antes la mencionaban me da cierta satisfacción.

Minutos después de la escena, entro en la sala y sin fijarme alrededor le doy un beso en la mejilla tratando de hacerle ruido y que este le provoque cosquillas. Le quito el vaso de café y ella permanece inmóvil, levanto la vista y veo a Isabella, quien tiene los ojos clavados en mi.

Los siguientes minutos fueron los más incómodos del mundo, los tres nos mirábamos pero nadie decía nada.

Carlos ingresa en la habitación y por primera vez en mucho tiempo, agradezco que sea tan inoportuno.  Ambos nos quedamos charlando y luego salimos para buscar al director estratégico.

(...)

La pequeña Mía duerme en los brazos de su madre.
Gianna está sentada en una silla detrás de las cámaras.
Isabella está dirigiendo y le hace señas a Gianna para que tome algunas fotos nuestras.  Ella deja a la niña en un sillón cerca del nuestro y toma la cámara.

— Y... corte— Isa golpea las manos.
La cámara se apaga y todos nos dirigimos a la mesa del break, Mia acaba de despertarse y pasa corriendo por mi lado hasta llegar a Carlos.

— Hola—le digo a Gianna susurrando.
— Hola—me responde mirando a ambos lados.
— ¿Qué vas a hacer más tarde?
— Tengo que cuidar a Mia.
— ¿Necesitas que te lleve?
— No.
— No me molesta llevarte.
— Charles no quiero mezclar las cosas. Además vine en mi auto.
— ¿Cómo que mezclar?
— El trabajo, mi hija y vos. No quiero joderla—dice mirando hacia abajo.
— Esta bien, te voy a dar tu espacio, pero no quiero que todo quede en lo de anoche. Y te llevaste mi auto.

Ella se ruboriza y vuelve a ponerse seria rápidamente.

— Alguien viene—dice alejándose de la mesa.

charles_leclerc 3h

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TORSIÓN EN MÓNACO | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora