Cap.09

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Escucho golpear la puerta de la suite y volteo a ver que todo esté en orden

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Escucho golpear la puerta de la suite y volteo a ver que todo esté en orden.

Giro el picaporte y Gianna aparece detrás de la puerta.

Me hago a un lado y ella ingresa rápidamente a la habitación. Cierro la puerta y ella me besa en los labios mientras acaricia mi rostro. 

Hoy gane la Pole Position y ella era el único premio para festejar, y en privado.

Ella me recomendó que cenáramos en la habitación, ya que los fines de semana en Barcelona son muy caóticos y hay paparazis en todos lados.

La comida del hotel es muy buena, así que no me opuse, aunque igual me arriesgaría a que nos vean, si ella lo deseara. 

— No quiero tomar mucho esta noche—me dice mientras le sirvo un poco de whisky

— Lo mismo dijiste el otro día—le respondo con picardía.

— Vos fuiste el que me embriagó para llevarme a la cama.

— Entonces te apuesto a que esta noche ninguno de los dos tome nada de alcohol y veras que igual puedo llevarte a la cama.

—Acepto—me responde con una sonrisa maliciosa y cruzando la pierna.

(...)

— El postre se está demorando—protesta Gianna mientras hace puchero con los labios.

— Creía que el postre eras vos—le respondo mirando hacia otro lado.

— ¿A si que eso crees?—me respondió parándose de su silla. 

Se sienta en mis piernas y lleva sus manos a mi cuello, la beso suavemente, pero ella me demuestra que no quiere nada de suavidad esta noche. 

Se acomoda y pone una pierna de cada lado quedando frente a mi.

Hace suaves movimientos circulares sobre mi entrepierna, provocando que todo en mi se revolucione.

Llevo mis labios a su escote y ella comienza a hacer movimientos hacia arriba y hacia abajo aumentando la intensidad y clavando sus uñas en mi cuello.

— A la cama—le digo entre jadeos—ahora.

La rubia se carcajea en mi cara, no se mueve. Tocan la puerta y no le queda otra opción que quitarse de encima.

Ingreso el carro a la habitación, hay varias opciones, chocolates, cremas, frutillas, cerezas, flan, tartas, bombones...

— Ahora si trajiste ropa ¿verdad?—le pregunto a la rubia, que mira y analiza atentamente cada postre preguntándose cual seria su mejor opción.

— Si, ahora vine preparada. ¿Por q...—Antes de que terminara de hablar manche su escote con un poco de mousse de chocolate. 

Ella pasa su dedo sobre ella y lo lleva a su boca de manera seductora. Se pone de espaldas indicando que baje su cierre, lo hago y la prenda cae al suelo dejándola solamente con un culotte del color de su piel y unos tacones negros.

Desprende mi camisa con fuerza, tanta fuerza que arranca un botón. 

Toma una cuchara y coloca salsa de caramelo en la parte baja de mi abdomen. Lame y succiona con delicadeza, desprende mi pantalón y me mira de una manera seductora.

— No hagas lo que estás pensando—le digo sabiendo que ella va a ignorarme, y lo hace.

Se deshace de mi pantalón y luego de mi boxer. 

Sostiene mi miembro erecto con su mano y se lo lleva a sus labios. Siento como su lengua lo rodea y le abre paso dentro de su boca.

Lleva minutos ahí abajo y lo hace jodidamente perfecto.

— Voy a venirme—le advierto pero ella no se inmuta, al contrario, aumenta la intensidad.

Al terminar ella se para y me mira con picardía.

— ¿Y ese fue solo el comienzo de la noche?—Le digo aun agotado. Gianna sonríe y se dirige al baño. 

TORSIÓN EN MÓNACO | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora