Cap.37

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Madrid
Boite en cartón.

Luego de los karts, Carlos debía buscar a Isa y yo a las niñas, fue así como todos terminamos en casa de Antoine.

-¿Cómo les fue?-Irina salió a recibirnos.
-Charles nos dió una buena paliza-Respondió Antoine mientras la abrazaba.

-Papi-Gritó Hope al verme entrar en el living.
La pequeña vino corriendo a mi encuentro seguida de Mia.
Me agaché para quedar a su altura y ambas me tiraron al piso cuando se colgaron de mi cuello.

-¿Ganaste Charlie?-Preguntó Mia, sus ojos azules desbordaban emoción.
-Lo hice pequeña-le sonreí mientras trataba de incorporarme.
-Upa-dijo mi hija mientras extendía sus brazos hacia arriba.
-¿Ustedes que hicieron?-pregunté mientras alzaba a mi hija y Mia tomaba mi mano para guiarme donde estaban el resto.

Isa estaba pegada al cuello de Carlos, causándole pequeños mordiscos que el madrileño trataba de evitar.

-¿Les parece si pedimos comida?-Sugirió Sainz.
-Antoine... Irina y yo tenemos ganas de un asado bien argentino, de esos que mandas vos los domingos-Pidió Isa poniendo ojos de cachorro al francés.
-Bueno, si queres un asado "bien argentino", necesitamos un par de hermanos rompe bolas y una chilena, ¿no les parece?-dijo éste mientras dejaba un beso en la frente de su esposa.
-Yo los llamo-Isa tomó su teléfono y marcó-Hola pedazo de puto. Estamos por hacer un asado en la casa de Antoine, la idea es que sea algo muy argentino, pero hasta el momento la parrilla se compone de un francés, un español y un monegasco, ¿pueden venir a enseñarle como se hace?... Okay nos vemos-colgó la llamada-Dijo que va a tratar de sacar a Gianna de la cama y vienen.

Después de aproximadamente media hora, Joel cruzó la puerta con una botella de ¿fernet? en las manos, aunque su cara lucía algo seria. Samantha fue la segunda en entrar, al igual que Joel, su expresión no era la misma que en la tarde, aunque ambos trataron de disimular cuando llegaron donde estábamos.

Gianna fue la última en ingresar, su cara lucía muy pálida y sus ojos algo hinchados. Llevaba un top de manga larga, lo que llamó mi atención ya que en la ciudad hacía 29° y a ella le molesta el calor.
Entró a la sala como si fuera un ente. No sonreía. No hablaba. Se sentó en un rincón alejada de todos.

Al parecer fui el único en notar su actitud, el resto estaba más concentrado en preparar la comida.

-Mami-Hope la llamó, pero ella no la escuchó-tete-Me miró y pidió que la lleve donde su madre, quería tomar el pecho.

Caminé hasta el sillón donde estaba la rubia, traté de besarla, pero corrió su cara. Era un hecho, algo le molestaba.

-Tete-le habló Hope señalando su boca.
Gianna se acomodó en el sillón y luego la alzó.

-¿Cómo estás?-Me senté a su lado.
-No muy bien, sigo con el estómago revuelto. Ni siquiera quería venir
-Se te nota en la cara-Ella me miró enarcando una ceja-No me mires así, se nota a leguas que algo te molesta.
-No es nada.
-Gianna, te conozco. Y se que algo pasó en las últimas horas.
-Basta Charles.
-¿Por qué llevas mangas largas?
-Me hace frío.
-¿Es en serio?-reí con sarcasmo-¿te hace frío en pleno verano?-no respondió.

Mi novia actuaba indiferente ante mis preguntas, lo cual me molestaba.
Solíamos hablar mucho, sobre todo,cuando se trataba de lo que sentíamos.
Una parte de mi, se sentía bien al poder escuchar sobre su terapia y constantes ataques de ansiedad, aunque desde que tuvo a Hope no eran muy seguidos y habían pasado meses desde el último.
Y ahí estaba mi gran temor, en no poder ayudarla en sus recaídas.

Por unos segundos el recuerdo de Gianna clavando un punzón en su pantorrilla se cuela en mi mente. Intenté levantar su manga aprovechando que tenía ambos brazos ocupados en nuestra hija.

TORSIÓN EN MÓNACO | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora