Cap.14

1K 76 10
                                    

Es domingo por la tarde y vine a jugar Pádel con Arthur

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Es domingo por la tarde y vine a jugar Pádel con Arthur.
Nos tomamos un descanso y me propongo revisar mi celular, puntualmente el instagram de Gianna.
Hace días que no publica nada relacionado con el futbolista, eso me tranquiliza.
Anoche hice videollamada con ella y con Mia, las extrañaba demasiado. Por suerte vuelven en un par de días.

— Ojalá mis futuros sobrinos les salgan tan lindos como su hija—Arthur aparece detrás mío y me encuentra viendo una foto que les tome a ambas en la playa— Además de que si tienen una hija mujer y sale con el cuerpo de su mamá, te dará muchos dolores de cabeza.

Pese a las burlas de mi hermano, la idea de un hijo con Gianna me saca una sonrisa.

— Yo se que te encantaría tener una sobrina, pero yo prefiero que sea varón.
— ¿Prefiero?... ESPERA... ¿Gianna está em...?
— No, no lo está... pero en unos años quién sabe.
— Quién lo diría, hace unos años te costaba la monogamia y ahora estás imaginando una familia con ella.
— Las vueltas de la vida...
— Solo falta que ella se separe del todo.

Esa última frase volvió a dejarme la boca con un sabor amargo. Habían pasado casi dos meses desde que empezamos a frecuentarnos, pero ella nunca mencionó nada sobre su divorcio.
Una parte de mi lo entendía, eran muchos años, muchos bienes e incluso la custodia de Mia, no iba a ser fácil de procesar ni algo al azar que podría arreglarse en unos días. 

Sin embargo, la otra parte deseaba todos los días que ella me dijera que éramos libres y poder mostrarnos al mundo juntos y sin pudor.

— Vamos, te voy a dar otra golpiza—dijo Arthur dirigiéndose a la cancha nuevamente.

(...)

Luego del pádel llevé a Arthur a casa de mi madre, él aún vive ahí. Almorzamos juntos.

Arthur se la paso haciendo bromas referidas a Gianna, lo que llamó la atención de mi madre, pero no era momento para hablar con ella sobre mi chica.
Otro motivo más por el que espero ansioso su separación oficial.

(...)

Mia me busca visualmente y cuando me encuentra se baja de los brazos de Gianna para correr hacia mi.
Me pongo en cuclillas para quedar a su altura y cuando llega nos unimos en un abrazo.

Gianna arrastra una valija enorme y se une a nosotros. Alzo a Mia y la abrazo con mi brazo libre.
Ella hunde su cara entre mi hombro y mi cuello, lleva sus manos en la parte baja de mi espalda y deposita un dulce beso en mi cuello.

— Las extrañé—le susurro al oído.
—Y yo a tu—responde Mia causando que su madre suelte una risita.

TORSIÓN EN MÓNACO | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora