Capítulo 23

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Era el día viernes y tanto maestros como alumnos estaban felices pues se aproximaba el tan anhelado fin de semana y por eso la mayoría de profesores despejaban la tarde para no tener que quedarse tiempo de más o por lo menos eso era lo más común que hacían. Entre ese grupo claramente no estaba Sherlock a quien realmente no le importaba si tenía que quedarse hasta más tarde el día que fuera, normalmente si el rizado se quedaba hasta tarde no tenía compañía alguna, sin embargo, ese día no se sabía a ciencia cierta si era una mera casualidad o algo planeado que cierto rubio se encontrara a su lado revisando algunos trabajos, a Holmes no le molestaba la compañía del otro y más aún porque en esa semana se había acostumbrado a su presencia, incluso cuando estaban en silencio como lo estaban en ese momento no se sentía raro o incómodo. Así siguieron cada uno en sus asuntos, pero estando juntos, en cierto momento Sherlock termino y se dio cuenta que John aún no lo hacía, por lo que sin decirle nada solo se hizo el que revisaba otros papeles mientras esperaba a que el otro terminará.

— Bueno, creo que es suficiente por hoy. — Dijo el rubio mientras se estiraba.

— ¿Pero no ha terminado o sí?

— Solo quería adelantar unas revisiones, no era importante terminarlas hoy, además ya es muy tarde, después coger transporte es un lío.

— Por el transporte no se preocupe, yo lo llevo.

— Pero hasta donde yo sé no manejas o acaso...

— No, no, sería una pérdida de tiempo que yo manejara y probablemente no muy seguro.

— ¿Entonces?

— Resulta que mi hermano un día se dio cuenta que varias veces salía muy tarde entonces tengo un carro a mi disposición.

— Pero yo he visto que tomas a veces taxi.

— Ehh... Puede que no me guste que Mycroft sepa dónde estoy en todo momento.

— Wow, realmente se preocupa por ti.

— Sí, pero puede ser fastidioso a veces, pero basta de charla y mejor vamos afuera.

— Está bien.

Mientras caminaban hacia la salida por la mente de Sherlock pasaban mil maneras de preguntarle algo al rubio que lo estaba matando por dentro, pero nada lo convencía, lo repetía y repetía internamente y nada. Entre tanto, John, quien había aprendido a leer ciertos comportamientos debido a la cercanía que habían tenido esos días, se dio cuenta que el rizado estaba teniendo una guerra interna así que le hablo.

— ¿Sucede algo? — Detuvo el paso el rubio.

— ¿Qué? ¿a mí? — Se señaló Holmes — No, para nada, todo está perfecto.

— Es que te vi pensando mucho, creí que ibas a decir algo.

— Bueno, tiene razón, pues...

— No puede ser malo ¿o sí? — Lo trato de tranquilizar.

— Quería invitarlo a un restaurante que conozco, creo que una salida de amigos no estaría mal, no tiene que ir si no quiere, claro está — Dijo todo rápido y un poco nervioso por la respuesta del otro.

— Oh, hace rato no salgo a cenar, siempre tengo que comer en casa, no me haría mal salir, pues vamos entonces.

— Espléndido — Fue lo único que respondió.

Siguieron su camino después de eso, el cuál fue muy corto puesto que ya se encontraban cerca, salieron y vieron un hermoso carro negro que los estaba esperando, se subieron y Holmes le indico al chófer que los llevará a Angelo's. Mientras llegaban al restaurante, fue muy poco lo que hablaron en el carro pues a pesar de que John en varias ocasiones quiso hablarle al rizado, lo vio tan engomado viendo por la ventana que prefirió no interrumpirlo. Cuando el carro se detuvo el chófer les abrió la puerta y los dos procedieron a bajar.

𝙈𝙖𝙚𝙨𝙩𝙧𝙤 𝙎𝙪𝙨𝙩𝙞𝙩𝙪𝙩𝙤 (Johnlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora