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Al día siguiente, Daniel se levantó de la cama y observó como Madelyn dormía, así que, la acomodó mejor y bajo a la cocina donde los demás se encontraban desayunando.
-¿Y Lyn? ¿Que tal esta? ¿Ha dormido algo?- pregunto preocupado Charles, ya que él y los demás habían escuchado como Madelyn gritaba por la noche.
-Se ha quedado dormida hace dos horas- respondió Daniel- Debemos hablar George.
-¿Que pasa?- pregunto Russell.
-¿Como supiste donde estaba?
-La vi en el supermercado.
-¿Y no pudiste ir con ella?- pregunto enfadado Lando.
-Yo... no podía- susurró el piloto de mercedes sintiendo culpable por lo sucedido.
-¿No podías?- volvió a preguntar Lando- Lo que le sucedió a Lyn es tu culpa.
-¡Lando!- gritó Daniel.
-No Daniel, está bien, fue mi culpa- dijo George con lágrimas a punto de caer de sus ojos- Si yo hubiera ido con ella, nada de esto hubiera sucedido.
-George, no es tu culpa, tu la salvaste- dijo Daniel acercándose a abrazarle, cuando escucho como empezaba a sollozar- No fue tu culpa.
-Perdón Daniel, perdón- susurraba él una y otra vez.
Ambos se separaron cuando escucharon a alguien bajar las escaleras, los pilotos miraron con preocupación como Madelyn se dirigía al jardín sin saludar a nadie.
-Daniel...- dijo Charles.
-Lo se Charles, lo sé- dijo Daniel suspirando con tristeza al verla.
Ese brillo que tanto caracterizaba a Madelyn Leclerc, se había apagado.
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Madelyn se encontraba mirando su armario con duda, pero las escenas del día anterior se repetían una y otra vez en su cabeza, por lo que abrió su armario y empezó a sacar los vestidos y la ropa corta que tenía.
-No tendrías que haber llevado ese vestido- susurró ella metiendo la ropa que sacaba en bolsas.
Poco después cogió las bolsas y se dirigió a la puerta para salir y tirarlas a la basura, pero alguien se interpuso en su camino.
