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Madelyn cogió a su hija, y se dirigió hacia el jardín, donde Daniel se encontraba haciendo ejercicio.
-Daniel.
-¿Que pasa? ¿Vas a salir?- pregunto cuando vio que Sophie y ella ya no llevaban el pijama.
-Si, pero yo...
-Puedes decirme lo que quieras ángel- aseguró Daniel viendo como Madelyn dudaba.
-Necesito que me acompañes- dijo ella.
-Claro, me doy una ducha, me cambio y nos vamos.
El piloto de McLaren se dirigía hacia la habitación, cuando de repente se paró y volvió hacia el jardín, donde seguían madre e hija.
-Lyn, no es que no quiera acompañarte, pero, ¿no puedes ir tú sola?- pregunto el.
-Yo...bueno da igual, no hace falta que vengas si no quieres, puedo despertar a George o a Carmen.
-Madelyn- dijo Daniel agarrando suavemente su brazo cuando ella quiso irse- ¿Has vuelto a salir tú sola a la calle?
-¿Me vas a acompañar o no?
-Respóndeme por favor.
-No, desde ese día no he salido yo sola a la calle.
-¿Por que?
-Tengo miedo, no de que me pase algo a mi, si no a mi hija- explicó ella.
-No puedes quedarte en casa siempre, y no todos los días alguien va a estar contigo aquí para que te acompañen.
-Carmen y George prácticamente viven aquí- dijo ella.
-Da igual Lyn- dijo Daniel- Mira, yo te voy a ayudar a superar tu miedo.
-Ni siquiera vives en Mónaco.
-Para algo está tu casa ¿no?- pregunto divertido.
-Claro, las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti.
-Bien, me voy a duchar y a vestir, y nos vamos.
Madelyn observó con una pequeña sonrisa como el piloto subía las escaleras, dándose cuenta, de que se encontraba perdidamente enamorada de Daniel Ricciardo.
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