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Madelyn se dirigía hacia el garaje de mercedes, para buscar a su hija que se encontraba con George y Carmen, cuando alguien la agarró del brazo y la llevó a un pequeño pasillo que separaba a Red Bull y a Ferrari.
Alzo la mira y miro confundida a la persona que le llevo ahí, una pelirroja que no había visto nunca, y a su lado estaba Max Verstappen.
-¿Que pasa?- pregunto confundida.
-Lo primero de todo, ella es Julia, mi madrina y la novia de Fernando, y ella es Madelyn Leclerc, la madre de la mayoría de los pilotos.
-¿Julia Medina?
-Si, esa soy yo- respondió la asturiana con una pequeña sonrisa- Un placer conocerte.
-Lo mismo digo.
-Podéis hablar después, ahora vayamos a lo importante- dijo Max- Se tú secreto.
Julia no pasó por alto el como el cuerpo de la monegasca se había tensado.
-No se de que me hablas.
-Madelyn, Max me contó la situación y...
-Cállate, no sabes de lo que estás hablando- interrumpió la Leclerc bruscamente, que se sorprendió al darse cuenta de cómo le había hablado - Lo siento Julia, no quería hablarte así.
-Tienes que hablar con Daniel- dijo Max.
-No tengo que hablar con el, está todo bien.
-Oh vamos Madelyn, tú nunca has hablado así a nadie- exclamó, refiriéndose al cómo había contestado a su madrina.
-Yo también puedo tener mis días malos Max.
-Lo se, pero esto no es solo de unos días.
-¿Que es lo que quiere?- pregunto Julia al ver como el neerlandés no sabía cómo sacarle la información a Madelyn.
-Que no sé de qué me estáis hablando.
-Si lo sabes, ¿Quien es Mario, y por que no deja de llamarte y de escribirte?- dijo ahora Max.
-No conozco a ningún Mario- negó Madelyn- Me tengo que ir, un placer haberte conocido Julia, y Max, suerte en la carrera.
Ambos vieron como la monegasca se alejó de ellos, y cuando la perdieron de vista, se miraron sabiendo que tenían que hacer algo al respecto.
