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Daniel, Madelyn y George se encontraban ordenando todo lo que el británico y la española habían comprado, mientras que Carmen se encontraba dándole de comer a Sophie.
-Ya me canse- dijo George sentándose en la mecedora que había en el cuarto de la más pequeña.
-Tú compraste todo esto, así que levántate y ayuda- dijo Daniel agarrándole de brazo para levantarle.
-No hace falta ser tan agresivo, gilipollas.
-Esa boca George.
-Pero Lyn, desde que me pusiste de padrino de Sophie está borde conmigo- dijo cruzándose de brazos- Con Carmen no es así.
-Carmen es Carmen y tú eres tú- dijo Daniel imitando la posición de George.
-¿Lo ves?
-Estas exagerando cariño- dijo Madelyn caminando hacia donde estaba la española para poder cargar a su hija.
-No lo hago.
-¿Como quieres que actúe? Ayer, cuando nosotras no estábamos, le pegaste- dijo Carmen.
-Chivata- susurró el piloto de mercedes.
-¿Pegaste a Daniel?- pregunto sorprendida Madelyn.
-No fue a propósito- respondió rápidamente George.
-¿No?- pregunto ella, bufando por lo bajo cuando el australiano le quito a Sophie.
-Se me escapó la mano.
-¿Es enserio George?- volvió a preguntar Madelyn, poniendo sus manos en su cadera.
Antes de que el piloto pudiera decir algo más, el timbre de la casa sonó.
-No me- dijeron a la vez George, Carmen y Daniel.
Madelyn rodó los ojos y bajo las escaleras, para dirigirse hacia la puerta, al abrirla se sorprendió por la persona que se encontraba ahí.
-¿Phoenix?
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