Capítulo 19

5.4K 324 8
                                    

"Y un día te das cuenta de que vivías dormido, pasabas a ciegas y sentías a medias". María de Villota, pilota de automovilismo.


Charles se acerca más a ella, juntando sus piernas, se frota las manos mientras pasa su lengua por sus labios.

—Solo lo sé —susurra con ternura—. Y siento que tú también lo sabes.

Astrid se pierde en los ojos del hombre a su lado. Claro que lo sabe, lo ha empezado a dudar desde hace días, pero en definitiva lo dejó en claro en el momento en que sintió que su corazón se volvía frágil mientras se alejaba de él en el balcón hace unos minutos.

—No es correcto —suelta ella, bajando su vista a los labios de Charles antes de regresar a sus ojos—. Eres mi jefe y tienes novia. No..., no está bien.

Inconscientemente, los dos han ido acercándose más y más al otro, sus respiraciones a unos milímetros de combinarse mientras se vuelven agitadas. El corazón de Astrid empieza a latir como loco y el de Charles no se queda atrás. Astrid traga grueso, viendo lo tentadores que se ven los labios de Charles a solo unos centímetros de distancia, acercándose más y más. Charles lleva su mano al cuello de ella, dispuesto a ir por todo y besarla, pero...

—Astrid, estás que ardes.

Se para y se pone en una rodilla enfrente de ella, pasando la palma de sus manos por toda la cara de ella.

—¿Gracias? —inquiere ella con un dejo de diversión.

—No es un cumplido, no en esta ocasión, literalmente estás ardiendo.

Charles nota el malestar en sus ojos y en sus muecas cada vez que pasa sus manos por el cuello y las sienes de ella. Con cuidado toma el bajo de la sudadera y la pasa por su cabeza para darle un poco de aire; no obstante, cuando lo hace queda con la boca abierta.

—No llevas nada.

Astrid se deja caer en la cama con un gemido de malestar.

—Llevo brasier lo que es equivalente a la parte de arriba de un bikini, así que no es nada que no hayas visto antes en otra chica.

El ojiverde toma una fuerte respiración, obligándose a concentrarse.

—Claro —murmura—. ¡Temperatura! Tienes temperatura.

Ella vuelve a gemir al tiempo en que alza ambas cejas en un movimiento sarcástico que él no nota.

—¿Qué debo hacer, qué debo hacer? —Empieza a caminar de un lado a otro—. No puedo permitir que suba a más o... O te puede dar... ¿Qué te puede dar?

—Me va a dar una convulsión si no te pones en algo —exclama casi arrastras la castaña, levantando la cabeza un poco antes de dejarla caer nuevamente.

—No, no, no. —El hombre mueve su dedo índice de un lado a otro mientras saca su celular—. ¿Qué debo hacer primero?

Sin parar de caminar de un lado a otro, busca en su celular como la puede ayudar. Astrid se sienta con malestar, sus hombros caídos, sintiendo la irritación en su cuerpo. Le da una rápida mirada a Charles y alza su mano para tomar la de él. Se queda helado, viendo del agarre a ella.

—Primero que nada, no debes perder los estribos. —Ella intenta sonreírle y él se lo regresa, asintiendo—. Ahora pon atención. Ve por el botiquín y busca el termómetro, luego busca gasas, toallas o compresas, lo que sea y las mojas, que no escurra y me las traes. Por favor.

Él asiente repetidas veces antes de soltarse de la mano de Astrid e ir por todo lo que ella pide. Empieza por el termómetro y se lo da a los segundos; ella cambia su ropa mientras Charles está con lo de las toallas y toma su propia temperatura. Charles llega con las toallas, ella las toma y se las coloca bajo sus brazos y una en su frente mientras se recuesta en su cama.

Fire meet gasoline - Charles Leclerc Fic ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora