Capítulo 59

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"Solo hay dos cosas que puedes controlar: tu estado físico, pero también estar mentalmente preparado y tener confianza en ti mismo". Carlos Sainz, actual piloto de Fórmula 1.


Aun con un poco de duda y pavor, Astrid responde a la llamada.

—¿Hola?

—Joder, Astrid, ¿por qué no contestabas?

El corazón de Astrid se acelera a mil por hora al escuchar ese acento que tanto extrañaba, la preocupación en su voz y este tono ronco prende emociones que no sentía desde que lo dejó plantado en casa de Pascale meses atrás. Florence se sorprende al notar su reacción por medio de los aparatos que llevan control de sus signos vitales y decide desconectar a su amiga solo por unos minutos.

—Astrid, ¿sigues ahí?

—Aaah... Erm, yo... —La chica voltea a ver a su mejor amiga.

La rubia sonríe comprensiva y se levanta de la cama.

—Te daré privacidad. —Se inclina sobre ella y le planta un beso en la frente.

Al llegar a la puerta se despide con la mano y se va. Astrid suelta un suspiro y se prepara mentalmente.

—Hola, Charles.

—Hola, Astrid Mora.

La susodicha sonríe leve escuchando su nombre en boca de él mas no dice nada.

—Dime que estás bien y que solo son moretones los que tienes. Dime que nada más pasó —ruega en un tono bajo el monegasco, pegando su frente contra la pared de su habitación de hotel—. Por favor...

Astrid suspira, cerrando los ojos, ahora sintiendo su corazón latir rápido por los recuerdos fugaces de lo que le ha pasado.

—Solo me tocó —le cuesta decir—, pero no pasó a más.

Charles suelta aire, pero igualmente maldice en francés y una lagrima se desliza por la mejilla de la chica al escucharlo.

—Charles... —lo llama en un susurro, su voz hecha un hilo—. Tuve tanto miedo. No sabía qué hacer.

Sin más, empieza a sollozar en el inicio de un llanto y el corazón de Charles se parte al escucharla. Astrid se siente tan vulnerable y no puede evitar desear que dicho hombre de ojos verdes estuviese al lado de ella para poder confortarla en sus brazos.

—L-lo siento mucho, mon étoile —susurra con la voz rota—. No debiste estar ahí.

Esas palabras quedan flotando entre ambos.

—Tendrías que estar aquí en Baréin...

—Por favor, no —pide Astrid sin querer discutir, pero él le interrumpe.

—Aquí trabajando para Mercedes, haciendo lo que sea que debías hacer con ellos. O incluso trabajando con alguno de sus pilotos en F2 o F3.

Más lágrimas resbalan por las mejillas de ella.

—Siento mucho haberte lastimado como lo hice.

—No —dice ella en un tono suave—. Discúlpame tú por no haber esperado a que te explicaras la vez de Abu Dabi.

—Y yo por sacar conclusiones apresuradas de tu colega.

—Yo también lo siento.

Se quedan en silencio por unos largos segundos, solo teniendo la compañía, de cierta manera, siendo suficiente para que la chica se termine de tranquilizar, hasta que Charles habla.

Fire meet gasoline - Charles Leclerc Fic ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora