Capítulo 15

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"Para mí no es sano lamerse constantemente las heridas, prefiero curarlas dejando que les dé el aire". María de Villota, pilota de automovilismo.


Al otro lado de la línea, de vuelta en una de las salas principales del motorhome de Ferrari en Hungría, Charles se lleva dos dedos al puente de la nariz, presionándolo mientras ruega por un poco de paciencia para la nueva actitud renuente que Astrid ha adoptado hacia él.

—Sigues sin perdonarme.

—Perdonar y olvidar son dos cosas distintas, Leclerc —murmura ella en un tono neutro—. ¿Qué sucede? ¿Necesitas algo?

Charles niega a pesar de saber que ella no lo puede ver.

—No, pero algo me dice que tú sí. —Astrid se queda en silencio, triste y confundida con sus palabras—. No es nuestro asunto, pero Arthur me dijo que te veías muy decaída. ¿Quieres hablarlo?

La castaña toma el celular en su mano y se gira hacia el otro lado sobre la cama, frunce ligeramente el ceño, pero sigue sin decir nada.

—Sé que justo ahora no soy tu persona favorita, pero también sé que no es bueno que te guardes nada.

—¿Justo como tú lo haces? —repone a la defensiva, casi arrepintiéndose por ser tan impulsiva.

Charles resopla por lo bajo, sorprendido de lo filosa que puede llegar a ser su boca.

—Está bien si no me lo quieres contar a mí, pero habla con alguien, ¿de acuerdo?

Astrid baja la vista a sus calcetines con dibujos de pingüinos, se pone de pie y se acerca a la ventana para ver el tráfico del exterior; por su lado, Charles desea oír una respuesta antes de colgar. Para ser justa, Astrid ya le ha dado un indicio de sus problemas a Arthur y sin discusiones ya lo ha hablado con Florence, no obstante, siente una curiosidad inmensa por hablarlo con Charles.

—¿Si yo te cuento lo mío, tú me cuentas algo propio?

La voz de Astrid sale tan suave, casi como un susurro que deleita los oídos de Charles, quien termina sonriendo mientras asiente.

—Es un trato.

—¿Cuándo vuelves?

—Probablemente el lunes por la tarde.

—Bien, te espero entonces. Suerte en la carrera, Leclerc.

—Gracias, Astrid.

Quedan unos segundos en silencio, solo escuchando sus respiraciones. Ella suelta un suave suspiro y musita un bajo ‹‹Adiós›› antes de colgar y volver a tirarse en su cama. Siente su corazón palpitar a toda prisa y de forma inevitable sonríe con la vista puesta en el techo hasta que un mensaje la sorprende. Toma su celular y frunce el ceño, extrañada de tal texto.

...

Sé que me dijiste que no, pero ¿qué tal solo un café para conocernos mejor?

Ignora el mensaje y decide irse a dormir, después de todo ha sido un día largo.



La noche del lunes llega, Arthur se va a dormir temprano y Astrid se queda en una silla en el balcón del apartamento mientras bebe un poco de chocolate caliente hecho por ella misma. Le sonríe a la luna cuando las nubes la muestran y a los segundos escucha la puerta principal ser abierta antes de que Charles aparezca detrás de ella en la puerta de vidrio.

—¿Qué haces despierta? —le pregunta él, tomando asiento en la otra silla con una mesita de café de por medio.

Ella pone su taza en la mesa, le da vuelta a otra que se encuentra ahí y del suelo toma un termo y lo empuja hacia él.

Fire meet gasoline - Charles Leclerc Fic ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora