Capítulo 55

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"Las carreras no se ganan en la primera curva. Muchas veces se pierden". Juan Manuel Fangio, piloto de automovilismo.


El nueve de diciembre llega y con ello, la entrega de los premios de la FIA. Astrid se la pasa todo el día pensando en si verla o no y su respuesta llega cuando en la noche está sentada en el pequeño sofá del apartamento con su computadora entre las piernas viendo la transmisión en vivo del evento.

—¿Eres masoquista o qué? —pregunta Florence viéndola de reojo mientras pasa con un rollo de tela rosa.

La castaña le lanza una mirada poco amistosa.

—Es solo curiosidad —defiende la salvadoreña—. Nunca he visto uno de estos.

Entonces, Florence le lanza una mirada que dice ‹‹Haré como que te creo›› y sigue avanzando por el espacio hacia su habitación. Astrid continúa viendo la transmisión, cabeceando de vez en cuando al sentir la ceremonia demasiado aburrida, poco entretenida.

—Ey. —Escucha que la llaman—. Ey, Astronaut.

Parpadea con fuerza, luchando en abrir los ojos.

—Despierta, cariño.

—¿Qué pasa? —repone la castaña, pasando su mano por su mentón al sentirlo húmedo y haciendo una mueca al entender que es baba—. Iugh.

—Te quedaste dormida en el sofá —explica la rubia, tomando de las manos a su amiga y ayudándola a ponerse de pie—. Vamos, te ayudo a llegar a la cama.

Como si estuviera bajo la influencia del alcohol, Astrid se tambalea en el corto camino de la sala de estar a su habitación y casi no atina al tirarse sobre su colchón y estar a unos centímetros de tocar el piso. Florence la acobija y la deja con la puerta cerrada, no obstante, antes de entregarse al poder de los sueños, Astrid revisa su móvil. Busca en lo más reciente con el nombre de Charles y mira las fotos de la velada, él con su traje de Ferrari, pero su carismática sonrisa no está, más bien se ve triste y apagado.

—Tú tampoco la estás pasando bien —murmura casi en sueños la chica.

Después del mensaje de Charles para su cumpleaños, ella le pidió tiempo, pues le había dolido saber que la noche anterior él estuvo de fiesta con Charlotte y que no le mando mensaje después de enterarse que se había ido en el GP de México; ante su orgullo ni siquiera le pudo decir sobre su encuentro con Ariel y menos que había puesto una denuncia y pedido una orden de alejamiento contra el británico. Ese espacio y tiempo la está haciendo reflexionar, pero también le está hiriendo con la falta de la presencia y la calidez que Charles le había transmitido en los últimos meses y tal parece, que él está pasando por lo mismo.

A la mañana siguiente, Charles se levanta temprano, con lo poco que lleva en su maleta va directo al aeropuerto, tomando el primer vuelo hacia Londres. Aunque se encuentra cansado, no pega un ojo en todo el vuelo y sus piernas se mueven en ansias por ir en busca de la mujer que considera el amor de su vida.

—¡Ah, eres Charles Leclerc!

En la salida del aeropuerto se encuentra con un grupo de fans y se toma unas fotos con ellas al mismo tiempo en que firma los protectores de sus respectivos celulares. El monegasco es amable con ellas y se despide con una sonrisa de oreja a oreja, aun cuando esta es causada por alguien más.

En un taxi se dirige hasta el apartamento de George y desde ahí toma prestado el auto de su amigo y conduce al lugar de Astrid que recuerda de memoria. Estaciona unas calles atrás y mira un pequeño negocio de flores, sonríe, pensando en que quizás a Astrid le gustarían. Se abruma un poco con todas las opciones, pero recuerda que ella misma había elegido rosas para su cumpleaños, por lo que asume que esas serán de su agrado. Compra un ramo y se encamina al edificio donde ella vive, sube y toca la puerta muy animoso.

Fire meet gasoline - Charles Leclerc Fic ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora