Fire meet gasoline - Charles Leclerc Fic ✔️

Capítulo 25

"Si eres una mujer exitosa, eso puede inspirar a la siguiente generación". Susie Wolff, expiloto de automovilismo y directora de F1 Academy.

Astrid se pone sus zapatos en la entrada del salón y se dispone a encontrar ya sea a Ariel o Maddox para que la acompañe de vuelta al hotel. No obstante, lo siguiente que sucede va demasiado rápido. Mientras ella avanza entre las personas, habiendo visualizado al pelinegro, justo cuando llega a su lado alguien grita.

—¡Ayuda, ayuda, se está ahogando!

Tanto Maddox como Astrid se ven entre sí preocupados, tomados de las manos se acercan y es justo cuando un hombre en traje gris se acerca anunciando que es doctor, se pone detrás del hombre que sufre de la terrible situación e inicia la maniobra de Heimlich. Pero antes que pueda poner sus brazos alrededor, al otro lado del salón, Astrid mira de reojo a George que estira su brazo y luego tira de él hacia atrás, dándole un fuerte codazo al mismo mesero que le ayudó a ella y lanzándolo contra la pirámide de copas que caen sobre él. Más gritos.

—Oh, Dios, hay sangre.

Sin soltar su mano, Astrid gira a Maddox en su dirección y se acercan al lugar del incidente. George tiene una mirada de consternación y preocupación como el resto de presentes sin saber qué hacer; resulta que el chico tiene un corte en su antebrazo izquierdo, la sangre brota muy deprisa, lo que significa que el corte ha sido profundo.

—Mad, necesito que me consigas una botella de licor, justo como las que te gustan a ti.

Su amigo le sonríe, guiñándole un ojo y sale corriendo en dirección a la barra. Entretanto, Astrid empieza a tomar servilletas de las mesas a su alcance, agradeciendo que son de azul oscuro y se acerca al mar de personas, pero estas no se apartan, así que se lleva dos dedos a la boca y silva.

—A ver, gente, soy enfermera, así que abran paso, por favor.

Todos se quedan atónitos ante el mandato de la joven y esta se acerca hasta el chico, quien sigue recostado sobre el piso lleno de restos de copas quebradas. La castaña lleva su falda del vestido atrás y se agacha para meter sus brazos bajo los del chico y lo mueve hasta un área despejada mientras él se queja. Astrid lo revisa rápidamente, notando algunos rasguños en el rostro y cuello, pero nada en sus ojos, nada grave, solo su antebrazo.

—Muy bien, veamos.

Con cuidado, deshace los botones de la manga y sin tocar la piel, empieza a subir la tela justo cuando llega Maddox con una botella de tequila y otra de ron. Ella toma una y lava sus manos con la misma y luego le habla al chico, quien empieza a entrar en sí mismo.

—Lo siento, amigo, esto va a doler.

—¿Aún más? —pregunta con incredulidad, haciendo una mueca y ella asiente.

Astrid riega el líquido por todo su antebrazo mientras él ahoga gritos de dolor; entonces ella le pide a Maddox que le ilumine la herida con su celular y ella lo revisa limpiando con una servilleta empapada en licor, antes que la sangre vuelva a brotar, pero en menor cantidad. Le toca meter los dedos en la herida y sacar un pedazo de vidrio, revisa que no queden otros restos en el interior y luego, toma otra servilleta y la dobla, poniéndola encima de la herida haciendo presión y luego toma otra, con las manos partiéndola en dos y procediendo a amarrarlas alrededor del brazo del chico para sujetar la que cubre la herida. Agarrándolo del otro brazo, le ayuda a ponerlo de pie.

—Eso será suficiente hasta que llegues, al hospital, pero debes ir ya para que cierren la herida.

El mesero le sonríe en agradecimiento y alguien más de su equipo lo toma y se lo lleva, ella suelta un fuerte suspiro viendo a otro paciente yéndose cuando todos a su alrededor empiezan a aplaudir y ella se queda sin saber cómo reaccionar. El hombre que dijo ser doctor de antes se acerca a ella.