Fire meet gasoline - Charles Leclerc Fic ✔️

Capítulo 38

"En cuanto empiezas a prestar atención a los cotilleos que te rodean, te dejas arrastrar por ellos". Susie Wolff, expiloto de automovilismo y directora de F1 Academy.

Unos cuantos días más pasan, en los cuales, Astrid ha mejorado un poco en su estado de ánimo en cuanto a los comentarios de las redes sociales, aun así, sigue luchando e intentando salir de ese oscuro agujero paso por paso y con ayuda de los hermanos Leclerc y aun Florence a la distancia.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunta ella cuando nota que Charles ha estacionado atrás del edificio donde vive Max.

—Max me escribió, dijo que tenía algo para ti.

—Espero sea rápido, no ando vestida para ninguna ocasión —comenta ella, haciendo referencia a su enorme sudadera, unos shorts de pijama más largos que los que suele usar y un moño desordenado en su cabello.

Sin decir más, ambos se bajan y se dirigen al interior del edificio, se montan en el elevador y suben hasta el piso de Max. Al llegar a la puerta, esperan unos segundos hasta que alguien la abre, se trata de una hermosa mujer, alta, de cabello largo, ondulado y negro, unos hermosos ojos verdes: la novia de Max.

—Hola, Charles, pasen —saluda con una enorme sonrisa haciéndose a un lado para darles espacio—. ¡Max, Charles llegó!

La hermosa mujer cierra la puerta y se queda al lado de ella juntando ambas manos y dándole una mirada ligera a Charles con una ceja alzada.

—Claro. Astrid, ella es Kelly. Kelly, Astrid.

La pelinegra se acerca a la salvadoreña para saludarla con un beso en la mejilla, inclinándose un poco por la diferencia de estatura entre ellas.

—Un gusto conocerte, Astrid, me han hablado mucho de ti.

—Cosas buenas, espero —murmura la castaña pasando un mechón de pelo detrás de su oreja con nerviosismo.

—Muchas —afirma Kelly justo cuando Max se une.

La pareja se saluda con un beso rápido en los labios antes que el neerlandés se acerque a su compañero de carrera dándole una palmada en el hombro.

—Vamos, mate.

Charles se queda con el ceño fruncido, intercalando mirada entre él y Astrid.

—¿A dónde?

—El mensaje era para que la trajeras, fuera de eso, ni tú ni yo somos necesitados aquí.

—¿De qué hablas? —interviene esta vez Astrid, jugando, nerviosa, con las mangas de su sudadera.

—¡Sorpresa!

Del fondo de un pasillo sale Luisa con los brazos extendidos y una enorme sonrisa, detrás de ella viene Lily moviendo sus manos a su lado con exageración. Astrid se queda en estado de shock antes de abrir sus brazos con duda para saludar a las chicas.

—¿Q-qué hacen aquí? —pregunta Astrid con una sonrisa de asombro—. Creí que tenían trabajo.

—Viaje de emergencia por ti, nena —explica Lily después de soltarse del abrazo.

La joven enfermera las mira a las tres con ojos llorosos, haciendo un puchero mientras parpadea para no soltar ni una lágrima.

—Lo siento mucho, es mi período —dice, pasando sus dedos bajo los ojos y haciendo reír a los presentes.

—No te preocupes, te entendemos.

—Más de lo que crees —agrega Luisa, y no exactamente refiriéndose al período.