Capítulo 9

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"Del éxito no aprendes absolutamente nada. De los errores y de los problemas, sí". Niki Lauda, piloto de automovilismo.


Charles nota la preocupación en el rostro de la chica y mira la hora en su reloj de la muñeca, niega con la cabeza.

—No lo creo —dice y se gira a Carlos y Arthur—. Si quieren, pueden adelantarse y yo acompañaré a Astrid hasta las instalaciones.

Carlos asiente y espera por una respuesta del menor de los Leclerc.

—¿Siempre iremos a la cena de Lando, Astrid?

—Claro, siempre y cuando tu control de presión salga estable. Y que tú te sientas bien, ahí estaremos.

—Bien, porque me siento de maravillas. Entonces, nos vemos en el hotel.

Arthur desea probar algo, así que se acerca a Astrid para despedirse de un beso en la mejilla, ella se sorprende e intenta alejarse, pero se recuerda que solo es Arthur y cede, dándole una sonrisa de labios pegados al separarse. ‹‹Aún no la suficiente confianza››, concluye el medio rubio para sus adentros. Carlos solo se despide con la mano a la distancia. Al ver que ambos se montan en el auto, Charles y Astrid se giran para ir de regreso al motorhome de Ferrari.

—Entonces... ¿Qué te hizo olvidar que debías entregar ese documento? —tantea Charles con disimulo.

—No lo sé —responde con sinceridad ella—. Me conocen por tener todo en orden y no sé cómo lo olvidé. Incluso pude hacerlo en el tiempo libre que tuve mientras Arthur estaba grabando.

Astrid sostiene con fuerza el folder para que su contenido no se salga mientras Charles continúa dándole rápidas miraditas.

—En ese caso, no tiene nada que ver con algo... o ¿alguien?

La chica frunce el ceño y voltea a verlo confundida.

—¿De qué estás hablando, Leclerc?

—Nada —responde él demasiado rápido—. Nada, nada, solo... pensando.

Ella achica los ojos y asiente lentamente.

—Pues relaja esos pensamientos, jefe.

Se quedan en silencio hasta que llegan a su destino, ambos se presentan en las oficinas principales. A Astrid le repiten algunas pautas ya descritas en el contrato, le recuerdan la clausula sobre redes sociales y le hacen una advertencia verbal sobre su vestimenta: puede usar su ropa siempre y cuando esta no raye a lo vulgar o fuera de lugar. Por último, le explican su método de pago por medio de depósito y con eso se despide de sus jefes y se larga con su jefe inmediato.

—Me sentí igual que cuando entré a trabajar al hospital —comenta Astrid en un tono nervioso cuando ambos salen del lugar.

—¿Eso es bueno o malo?

—Supongo que bueno, me iba bien a pesar de tenerle pánico a los jefes superiores. —Ríe bajito.

Al subir al auto, Charles se coloca unos lentes de sol y arranca el auto, aprovecha las calles vacías y acelera lo más que puede el auto, haciendo que Astrid se sostenga a todo lo que tiene a su alrededor.

—Quiero llegar viva, por favor —exclama, sintiendo su estómago revolverse.

Charles para en seco, pero con delicadeza en el próximo semáforo y se gira con arrogancia hacia ella, una chispa de fuego que Astrid reconoce como provocadora.

—Es para que no digas que no soy buen conductor o veloz.

Ella asiente, aun intentado recuperar el equilibrio y pasando sus manos por su ahora desordenado cabello después que la gorra volara hacia atrás, menos mal el auto no es descapotable o habría sido una pérdida. Charles sonríe divertido por su reacción y cuando el semáforo marca verde, vuelve a manejar como lo hizo en la mañana y eso relaja a su acompañante. Por fin llegan al hotel, el sol ya ha empezado a bajar y Astrid no ha podido evitar tomarle fotos al atardecer mientras Charles se mete en sus fotos para fastidiarla.

Fire meet gasoline - Charles Leclerc Fic ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora