Cap 25- Te lo prometo.

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Viktor Nikiforov estaba realmente molesto, aquella máquina dispensadora de golosinas le arrebató todas las monedas que Yuuri le acababa de dar apenas unos minutos antes, por un momento pensó en ir nuevamente con el nipón para pedirle mas dinero ya que un paquete de galletas con chispas de chocolate le estaba resultando irresistible pero finalmente desistió a ello, por fortuna Yura Plisetsky pasó cerca de él.

--Oye Yura, ¿me podrías hacer un favor?.--

--¿Qué quieres ahora?.-- el rubio se acercó al ángel.

--Esta máquina volvió a tragarse mis monedas sin entregarme las galletas que elegí.-- se quejó el peliplata.

--Ya te he dicho que está descompuesta pero el dueño de la pista no la ha reportado a la compañía, pero si quieres galletas puedes ir a la tienda de enfrente, de cualquier manera nadie notará que eres un fantasma.-- Yura se empeñaba en llamarlo asi.

--Pero allá no venden de esta marca y yo quiero estas.-- Viktor vio a través del cristal el colorido paquete con mirada triste.

El rubio hurgó en sus bolsillos de donde sacó varias monedas.-- Toma, con esto te alcanza para tres intentos más.-- añadió poniendo el dinero en manos del ángel.

--¡Gracias Yura!.-- respondió con alegría.-- En cuanto Yuuri termine su clase le pediré algo de dinero prestado para pagarte.--

--¿En serio le pedirás prestado? ¿entonces supongo que después le pagarás con su propio dinero?.-- Yura rió ante lo dicho por el ángel pues resultaba obvio que el poco dinero que llegaba a traer en sus bolsillos salía de manos del nipón. Por supuesto esto no significaba que Yuuri fuera tacaño sino que simplemente alguien como Viktor no precisaba de ello, además en casa tenía todo lo que pudiese necesitar en su vida "temporalmente humana".-- Ahora que si las quieres sólo mete la mano y tomalas, después de todo eso es fácil para un fantasma que puede atravesar muros.-- concluyó con una sonrisa un tanto burlona.

--¡Te agradecería que no te burles de mi!.-- se quejó el ángel con indignación.

--Mmm...no quisiera hacerlo pero tú no cooperas, a veces eres tan gracioso.-- Yura se alejó riendo a carcajadas.

Viktor frunció el ceño con disgusto sin embargo apenas el rubio se alejó rumbo a la pista volvió a su obstinada tarea de sacar el paquete de galletas que se negaba a salir de la maltratada máquina dispensadora que hasta el momento sólo le había arrebatado sus escasas monedas.-- Creo que Yura tiene razón, ya me arrebató varias monedas asi que no sería un robo si tomo las galletas por mi mismo.-- Vio cuidadosamente a su alrededor y al asegurarse que no había nadie cerca metió la mano a través del cristal sacando el ansiado paquete.-- Al fin las tengo.-- se dijo a si mismo con satisfacción.

--Veo que te has adaptado muy bien a la vida humana.-- escuchó de pronto a sus espaldas una voz conocida.

Viktor se giró bruscamente para encontrarse cara a cara con Celestino Cialdini que lo veía fijamente.-- Señor.-- el adolescente se inclinó en señal de respeto no obstante un escalofrío recorrió su cuerpo.

--¿Por qué no te has reportado en las últimas semanas?.-- le cuestionó.

--Lo lamento señor.--

--Sabes que los ángeles no pueden deslindarse de sus obligaciones tan fácilmente.-- continuó.

--No lo he hecho, sigo cumpliendo mi trabajo al pie de la letra.--

--¿En verdad? ¿olvidando tu obligación puramente celestial e iniciando una relación "humana"?. Veo que tendremos mucho de que hablar pero no aquí, debes venir conmigo.-- le ordenó con autoridad.

Send me an angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora