Yuri Plisetsky vivía en el distrito Vyborgsky al norte de San Petersburgo, esta es una zona bastante popular sobre todo entre los obreros ya que los modestos edificios de departamentos ofrecen espacios por relativamente poco dinero.
Yuuri después de un largo recorrido a través de la ciudad finalmente se detuvo frente a un viejo edificio de la época soviética de seis pisos en color gris, subieron por las escaleras hasta el último piso ya que el elevador estaba tan maltratado que ya nadie quería usarlo por temor a que se quedara atorado a medio camino. Ahí recorrieron un largo pasillo hasta detenerse ante una puerta de madera.
--Buenas noches.-- saludó el nipón a un hombre de mediana edad que trató de levantarse de un maltrecho sofá aunque volvió pesadamente a el.
--Buenas noches, es un honor contar con su visita.-- el hombre finalmente se incorporó con dificultad.
--Gracias señor Plisetsky, el placer es mio.-- respondió estrechando la mano del hombre.
--Tome asiento por favor. ¡Yura!.-- se dirigió a su nieto.-- ¡Pon agua a calentar, al menos ofrece café a la visita!.--
--No es necesario que se molesten.-- se adelantó a decir el nipón.
--No es ninguna molestia.-- respondió el hombre acercándole a Yuuri una caja de caramelos de sabores.
Yuuri tomó uno de los dulces para enseguida y muy discretamente dar un rápido vistazo al lugar, este era un departamento con tres dormitorios minúsculos, una cocina, un baño y una sala igualmente pequeña cuyo piso estaba cubierto por una alfombra descolorida, las paredes también mostraban una tapicería que desde hacía mucho tiempo debería de haber sido cambiada. En conclusión; la familia Plisetsky pasaba por una etapa difícil económicamente hablando.-- Es usted el abuelo de Yura, lo recuerdo cuando me llevó del aeropuerto a mi departamento.-- dijo el nipón.
--Asi es, sabe que cuando le pedí el autógrafo para mi nieto nunca pensé que lo volvería a ver, mas aun que viniera a nuestro humilde hogar.--
Yuuri se ruborizó ligeramente.-- Yura y yo nos hemos hecho buenos amigos.-- añadió el japonés.
--Me he dado cuenta de eso, y créame que me hace muy feliz.--
--Por favor puede llamarme Yuuri.--
--Gracias. Pero dígame, ¿como estuvo la práctica de hoy? regresaron muy temprano.--
--Gracias Yura.-- le dijo al rubio que dejó una jarra con agua caliente y un par de tazas sobre la mesa.-- De camino aqui vi una pastelería a un par de calles, ve por un pastel por favor para acompañar el té.-- el chico rubio aceptó tímidamente un billete de manos de Yuuri y salió rápidamente rumbo al establecimiento cercano.
--Algo ha pasado, ¿no es así?.-- preguntó el hombre apenas su nieto salió.
--Asi es señor Plisetsky, será mejor que le diga todo a detalle.-- Yuuri respiró profundo antes de contarle al hombre lo ocurrido sin omitir una sola palabra.
El señor Plisetsky permaneció unos segundos en silencio antes de tomar la palabra.-- Entonces eso significa que la carrera de mi nieto ha terminado.--
--Claro que no señor.-- intervino el nipón.
--Y lo que más siento es que haya terminado gracias a la intervención de su idolo.-- añadió con tono acusatorio ignorando lo dicho por el nipón.
--Señor yo...nunca quise perjudicar a su nieto, yo lo único que quería era que Yakov le permitiera mas control sobre sus rutinas.--
--Yakov podrá ser desagradable y un tanto manipulador pero era el único entrenador que se ajustó a nuestra situación.--
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Send me an angel
FanfictionEn una noche de invierno un carruaje corre frenético, dentro de el seis huérfanos conducidos por su profesor huyen de la revolución rusa la cual está en su punto álgido, creen que van hacia la salvación pero...la muerte los acecha en una remota mont...