Cap 24- Esperanza.

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Yuuri Katsuki estaba desolado, siempre supo que Viktor se marcharía pero no justo ese día, ¿acaso en el cielo habían descubierto sus planes de entregarse al amor? todo indicaba que asi era. Se levantó tambaleante y se echó sobre un sofá donde permaneció en silencio por varios minutos, quería llorar pero una terrible presión en el pecho se lo impedía haciendo mas profundo su dolor al no poder desahogarse.

--¿Por qué Makkachin? se fue sin decir una palabra, ¿es que no merecí al menos una despedida?.-- Yuuri acarició al can que lloró discretamente.-- No puedo creerlo, ¡eres un cobarde Viktor Nikiforov!.-- gritó de pronto con furia y dolor al pensar en que el ángel había partido en medio del silencio sin tomar en cuenta su sentir.

Eso era lo único que necesitaba para comenzar a llorar como nunca antes, las lágrimas corrieron en abundancia sobre sus mejillas mientras sentía que el frio se apoderaba de su corazón, pensaba en lo injusta que seguía siendo la vida con él al negarle la oportunidad de al menos despedirse de aquel chico al que sólo quiso compensar por su pasada existencia llena de carencias y tragedia. Pero este se había marchado justo cuando pensaron en afianzar su relación con la máxima muestra de amor y confianza aunque sabía que quizás eso mismo había precipitado su partida, por desgracia esto acrecentaba mas aun su dolor el cual al paso de los minutos se volvía cada vez mas insoportable.

Se levantó del sofá para dirigirse a su habitación donde se sentó al borde de la cama con la vista perdida, recordaba como esa mañana había despertado con el peliplata a un lado suyo y como antes de levantarse compartieron un bello momento prodigandóse tiernos besos y caricias, todo era tan claro que incluso le parecía sentir el pelo delicado y suave del ángel entre sus dedos y sus labios tibios ansiosos por ser tomados con deleite por el nipón. Lentamente comenzó a desnudarse para ponerse su pijama y entrar a la cama, ni siquiera apagó la luz ya que de debajo de su almohada sacó aquella fotografía que conservaba como su mayor tesoro.

--Viktor, ¿cómo pudiste marcharte sin decirme una palabra de despedida? quiero creer que fue porque alguien vino por ti, no quiero pensar que te hayas arrepentido de la promesa que hicimos de entregarnos mutuamente.-- Yuuri abrazó la fotografía mientras veía al techo sintiendo que de sus ojos brotaban grandes lágrimas.-- Una foto, ¡una foto es todo lo que me ha quedado de ti!.-- el nipón hundió la cabeza en la almohada para comenzar a llorar con tal intensidad que el caniche arañó la puerta desesperado por entrar para consolar a su devastado amo que entre sollozos y gemidos lamentaba su triste suerte, había tenido todo y de repente lo había perdido de la forma mas cruel posible.

La mañana siguiente fue bastante clara, la ciudad se sentía animada y viva al vislumbrar el fin del invierno, sin embargo en el departamento número siete del edificio Vysokaya un japonés permanecía inmóvil al borde de la cama donde le fue imposibl...

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La mañana siguiente fue bastante clara, la ciudad se sentía animada y viva al vislumbrar el fin del invierno, sin embargo en el departamento número siete del edificio Vysokaya un japonés permanecía inmóvil al borde de la cama donde le fue imposible dormir, en sus ojos enrojecidos se veía el rastro del llanto, su cabeza dolía como nunca antes y su corazón latía agitado por una taquicardia nerviosa. Aun asi vio el reloj cuyo tic tac rompía el silencio del lugar señalar las siete de la mañana, se sentía terrible pero no podía faltar a sus clases. Se levantó y entró al baño donde al ver la regadera dio vuelta atrás sin animo de asearse, se vistió como un sonámbulo para enseguida salir de su alcoba sólo que al pasar por la puerta de la antigua habitación de Viktor decidió entrar, ahí estaban todas sus cosas tal como las dejó. Su ropa perfectamente ordenada dentro del closet, su móvil a un lado de la cama, la colonia con aroma a lima que tanto le gustaba, el libro que Yuuri le regaló el dia de su cumpleaños, todo excepto algo; el nipón hurgó en una cajita donde el ángel guardaba las pulceras y colgantes que tanto él como Yura le obsequiaron descubriendo que faltaba el collar relicario que le dio con la foto de ambos, si bien Viktor siempre lo llevaba puesto Yuuri pensó que quizás lo había dejado ahí, por ello al constatar su falta se dio cuenta de que el adolescente lo conservó lo que demostraba que era algo muy valioso para él.

Send me an angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora