Cinco. La búsqueda

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Varios meses pasaron. La gente se había olvidado de la supuesta infidelidad, aún así nos cuidábamos de no ser vistos.

Mi hermana estaba contando cada día cuanto le faltaba para irse a la escuela de etiqueta, eso me ponía demasiado nerviosa.

Anne, Gilbert y yo nos quedábamos después de clases para estudiar más para el examen de ingreso a la universidad.

Mary y Bash habían tenido a su bebé, la llamaron Delphine y Anne y yo íbamos a verla casi a diario, así pasábamos tiempo juntas y con Gilbert.

Todo parecía marchar bien, aunque mis padres no aprobaban del todo que estuviera en clases extra, ya que seguían insistiendo que no fuera a Toronto.

–Oye Danielle, ¿podemos hablar? –me dijo Diana en cuanto llegué de las clases extra.

–Claro, hermanita, pasa.

–No quiero ir a la escuela de señoritas, lo estuve pensando y quiero poder hacer mas que eso, como tú, como Anne y los demás.

–Diana... tienes que decírselo a mis padres...

–Es inútil, ya lo hice y me dijeron que no cambiarán de idea, que tienen suficiente con tu "rebeldía".

–Quisiera decirte que hacer, pero eso no depende de mi hermanita, creo que debes seguir insistiendo, pero si te parece bien, puedo enseñarte lo que aprendo en clases extra, si cambian de opinión no irás tan atrás.

–Quisiera tomar esas clases con ustedes –dijo sollozando.

Deseaba meter las manos al fuego por ella, pero tenía miedo de quitarnos la oportunidad a ambas de hacer algo diferente con nuestras vidas, así que la animé a estudiar conmigo mientras encontrábamos una solución.

–Diana quiere ir a Queens y no sé como ayudarla –les dije a Gilbert y Anne mientras pintaba en la casa del árbol.

–Pobre Diana, está muy molesta por perderse las clases –dijo Anne.

–¿Y sobre tu educación que han dicho? –me preguntó Gilbert.

–Siguen insistiendo que vaya a Paris también, pero cada que tocan el tema me voy diciéndoles que mi decisión está tomada... ¿Y si no me ayudan a financiar mi carrera? –hice la pregunta que había estado guardando los últimos meses en mi cabeza.

–Yo te ayudaré, Bash y yo seguimos consiguiendo nuevos inversionistas para vender nuestras manzanas, por ahora tenemos un buen ahorro y con lo que gane en trabajos de auxiliar de doctor...

–Gilbert no tienes que...

–Claro que lo haré, trabajaré para ayudarte.

–Todavía estoy aquí –dijo Anne de pronto.

–A ti también te ayudaré en lo que necesites –dijo Gilbert. Pero Anne solo se encogió de hombros.

El cumpleaños de Anne llegó, para festejarla las chicas y Diana planearon una pequeña fiesta del té en nuestra casa, la pasamos muy bien ese día, me encantaba ver a Anne feliz.

Por la tarde se llevó a cabo la sorpresa que le preparamos Gilbert y yo: otra reunión esta vez en casa de Gilbert, Diana, Ruby y por supuesto la familia de Bash estuvieron ahí.

Al finalizar el día lo terminamos junto al lago solo nosotros tres, la vista era hermosa.

–Tengo algo que decirles –dijo Anne de pronto.

–Adelante –dijo Gilbert.

–Iré en búsqueda de mis padres, de algo que me haga saber quienes fueron, necesito saber algo más acerca de ellos para conocerme a mi misma.

–Si eso es lo mejor para ti, te apoyo en todo –la animé.

–Yo también, tienes mi apoyo –dijo Gilbert.

–Gracias a los dos, en verdad y Gilbert podrías darme una mano dejando que vaya contigo a Charlottetown el sábado.

–Lo haré encantado.

Anne y Gilbert partieron hacia Charlottetown el sábado por la mañana, yo estaba demasiado inquieta, no sabía que era lo que le esperaba a Anne y temía que supiera algo que le rompiera el corazón.

Me la pasé con Diana toda la mañana tratando de distraerme. Horneé algunos pays y cuando terminé ya era de noche, así que me fui a la cama muy temprano para despertar antes. Ellos ya debían estar de regreso pero demasiado cansados como para recibirme.

Así que el domingo me levanté muy temprano y fui corriendo a la casa de Gilbert primero, le llevaba uno de los pays que había horneado.

Bash me abrió la puerta, tenía cara de angustia, me dejó pasar pero entendí que no era un buen momento.

Dejé el pay en la mesa y Gilbert salió, me tomó de la mano y salimos de la casa.

–El hijo de Mary vino ayer, se robó algunas cosas de mi padre... –dijo con demasiada tristeza.

–Oh Gilbert –lo abracé y él solo sollozo.

No sabía que Mary tenía otro hijo, pero no era buen momento para sacar ese tema, estuve con Gilbert un rato junto a la tumba de su padre. Después de un rato él se levantó sin decir nada y me tomó de la mano.

–Vamos a otra parte –me dijo.

–¿Podemos ver a Anne? –pregunté.

–Danielle, puedes ir tú si quieres, yo...

–¿Por qué no quieres ver a Anne?

–Ayer estaba demasiado molesta, me trató mal en camino a Charlottetown, supongo que es estaba nerviosa por su búsqueda, pero aún así parecía alguien diferente.

–¿No arreglaron nada de regreso?

–No, no quiso hablar conmigo, me ignoró todo el camino y en estos momentos no tengo ganas de verla.

–Entiendo, iré a verla y después regresaré contigo.

Entendía a Gilbert y sabía que estaba dolido por las cosas de su padre, pero también quería ver que ocurría con Anne.

Llegué a Greengables y la señorita Marilla me dejó pasar, pero me advirtió de que Anne estaba demasiado sentimental.

– Hola Anne –dije entrando a su habitación, ¿Cómo te fue ayer?

– Hola, no quisiera hablar de eso ahora –respondió a secas.

–Por favor, puedes contar conmigo para lo que sea...

–No encontré nada, Danielle, ningún registro, ir al orfanato solo me hizo abrir heridas que hacía tiempo no tocaba, me dolió demasiado estar ahí –comenzó a llorar–, aún no puedo saber si lo que sé de mis padres es real o eso también lo inventé.

La abracé y ella seguía sollozando.

–¿No hay algún otro lugar dónde puedas ir?

–Cole me dijo que investigue en alguna iglesia, pero tengo miedo de seguir sin encontrar algo.

–Espero que si haya algo ahí Anne, si necesitas cualquier cosa pídemelo.

–Gracias por estar aquí, solo te necesitaba a ti para sentirme mejor.

–¿Sólo a mí? ¿Ocurrió algo con Gilbert?

–No lo sé, sentí demasiado coraje por no poder sentirme autosuficiente y llevar a Gilbert cuidándome, creo que... quiero despejar mi mente unos días sin verlo.

Algo no me cuadró, en el cumpleaños de Anne la habíamos pasado bien, había un cambio repentino en la actitud de Anne hacia Gilbert, pero no quería presionarla.

Danielle de Avonlea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora