Seis. ¿La cita?

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–Por favor dime que no le hiciste o dijiste nada malo –le supliqué a Gilbert–, todo estaba bien, no sé por qué ahora no te quiere ver.

–Te juro que no le he hecho nada, pero tampoco tengo tiempo de pensar en Anne, lo siento... Mary enfermó anoche y la he estado cuidando.

–¿Mary enfermó? ¿Pero está todo bien?

–Si, solo tiene un poco de fiebre, se le bajó hoy por la mañana, pero se sigue sintiendo cansada.

–Espero que se recupere, ¿puedo ir a verla? –pregunté.

–Mañana sería buena idea –me dijo.

Al día siguiente fui a ver a ver a Mary antes de la escuela, pero al llegar Gilbert abrió la puerta antes.

–Buenos días, dijiste que hoy podría venir –dije al ver su cara de preocupación.

–Si, pero no es buen momento, voy en camino a buscar al doctor a Charlottetown. Mary no se mejora.

–¿Puedo acompañarte?

–¿Crees que tus padres te dejen?

–No, no se enterarán, déjame ir, por favor.

–Está bien, adentro está Anne, dile que te cubra y le diga a Diana, debemos irnos ya.

Entré rápidamente y me encontré a Anne y a Marilla en la cocina, saludé a ambas.

–Anne, acompañaré a Gilbert a Charlottetown –le susurré–, cúbreme y explícale a mi hermana.

–Oh, claro, vayan, yo le digo –respondió distraída.

Salí rápidamente y nos fuimos hacía la estación y abordamos el tren.

–Que duro es tener que buscar un doctor tan lejos –dije.

–Es lo mismo que dijo Anne, por eso espero volver a Avonlea una vez graduado de medicina, ahí es donde me necesitan.

–Estoy preocupada por Mary –dije sin prestar mucha atención a nada mas.

Llegamos a Charlottetown y caminamos hasta el consultorio del doctor, en el camino Gilbert me dijo.

–Será mejor que sólo yo entre, no quiero que te contagies de nada ahí dentro –dijo sin sonar convencido.

–¿Contagiarme? No lo creo.

–Danielle por favor.

–Está bien –dije.

Al llegar, Gilbert entró y me quedé en la puerta, pero mi intuición me dijo que entrara. Así que abrí la puerta casi enseguida que él.

–¿Qué tal?–saludó Winnifred con una gran sonrisa–, Señor Huesos, miré quien vino a visitarnos entre semana –habló con mucha confianza.

–Winni debo hablar con el doctor por favor –respondió él precipitadamente.

–Buenos días –saludé.

Gilbert volteó a mirarme y a Winnifred se le borró la sonrisa, se levantó y fue a hablarle al doctor.

–Danielle... –comenzó Gilbert pero la presencia del doctor lo detuvo.

Le explicó la situación de Mary, el doctor puso cara de preocupación y confirmó que iría al día siguiente.

–Se lo agradezco muchísimo doctor, es de mucha urgencia que esté ahí.

–No te preocupes, Gilbert, iré. Ahora volveré adentro, tengo un paciente esperando.

–Bien, vámonos –me dijo Gilbert.

–Adiós –se despidió Winnifred con voz melosa–, te veo el sábado, espero que podamos tener otra cita.

Gilbert abrió los ojos mas de la cuenta y yo salí rápidamente de la clínica, enseguida él estuvo detrás de mi.

–Danielle, no es lo que piensas –dijo tomándome la mano.

Quité la mano rápidamente y caminé hacia la estación sin esperarlo, él decía mi nombre repetidas veces.

–¿Una cita? –pregunté deteniéndome en seco y con demasiado enfado en la voz.

–No fue tal cual, déjame explicarte.

–Con razón la vi muy confianzuda contigo, por eso no querías que yo entrara. Dime una cosa ¿Sales con ella?

–No, no es así.

–¿Entonces qué?

–Verás, Winnifred siempre ha sido una gran amiga, una buena compañera, el sábado que vine con Anne ella me trató muy mal, contigo todo está bien pero siempre somos los tres, no puedo tenerte exclusivamente porque está Anne y jamás hemos tenido una cita normal. Me dejé llevar por el coraje e invité a Winni... fred a una cita. Sólo quería sentir lo que es una relación normal.

–¿Una relación normal? Gilbert tu eres el que se la pasaba diciendo que estaba agradecido de no tener que elegir, ahora resulta que te molesta que estemos juntos los tres... No lo puedo creer, estuve a punto de casarme contigo... Y tú... agh. ¿Ya no amas a Anne? ¿O por qué te es una molestia que le haga caso a ella también?

–Si la amo... lo hago... pero ella siempre me trató mal desde que llegó, casi la forzaste a confesar que sentía algo por mí, en cambio tú siempre me apoyaste, tenemos una historia mas larga. Anne contigo es todo amor y conmigo a veces está compitiendo por tu atención.

Repasé mentalmente los últimos meses y me di cuenta que Gilbert tenía razón en lo último. Al principio de la relación, es decir, antes de la boda, las cosas con ambos parecían perfectas. Después de todo lo que ocurrió, cuando pudimos salir nuevamente a escondidas, Anne siempre me hablaba cuando Gilbert estaba a punto de besarme, si pasábamos tiempo juntos él y yo, ella se ponía irritante al día siguiente.

–Lo que debimos hacer, Gilbert, es tener una charla sana con ella, preguntar que es lo que ocurre. Ver si tiene solución.

–Danielle, lo que pasa es muy claro: Anne solo te ama a ti, ya se dió cuenta de eso y me quiere quitar del camino. Cuando supe eso busqué una opción para seguir adelante y pensé en Winnifred.

–Dime una cosa ¿Amas a Winnifred?

–No, no la amo.

–Pero te gusta ¿no?

–No tanto como ustedes...

Me pasé una mano por los ojos hasta llegar a la punta de la nariz.

–Gilbert, puedo entenderte, puedo entender que te sientas mal por la actitud de Anne, también puedo entender que te guste alguien más, pero no puedo aceptar que salgas con otra antes de terminar lo que tenemos.

–No lo iba a hacer, ya no, me di cuenta que tenía que solucionar las cosas con Anne y contigo, pero pasó lo de Mary, no he tenido tiempo de tener una charla con ustedes y realmente no sé si estoy preparado para aquello.

El regreso a Avonlea fue la mayor parte en silencio, Gilbert parecía que quería decirme algo cada tanto pero parecía arrepentirse.

Danielle de Avonlea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora