Veintiuno. La verdad por correspondencia

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–¿Tú fuiste el que pisó la hoja verdad? –pregunté a Gilbert.

–Si, no quería que se pusieran de malas si me veían y me escondí tras unos arbustos –dijo.

–Nos conoces bien –dijo Becky entre risas, la tensión entre ella y Gilbert se había roto.

–Vamos a casa, deben descansar –dijo Gilbert y nos fuimos despacio.

Al llegar, Rebecca fue inmediatamente a nuestra habitación, no sin antes darle las gracias a Gilbert nuevamente, yo me quedé afuera, fuera del alcance de la vista de Cristina, quería hablar con Gilbert.

–¿Por qué desapareciste de pronto? –pregunté.

–Creí que es lo que querías –dijo.

–Si pero...

–Ya sé que en verdad no es lo que querías, te conozco. Pero no fue por eso, es que estuve muy ocupado y además he estado intentando comunicarme con Anne, no he tenido noticias de ella...

Algo se encendió en mi interior al escuchar el nombre de Anne, pero también mi sentido de alarma al ver que no se comunicaba con Gilbert.

–¿Crees que esté muy ocupada? –pregunté tratando de encontrar una respuesta.

–Danielle, la conoces, ella no dejaría de escribir cartas, historias o de ver a quienes ama por mas ocupada que esté.

–Gilbert estoy preocupada –dije.

–Yo también, por eso no quería verte tampoco, sabía que te lo diría y te preocuparía también.

–Gracias por decírmelo, le escribiré a Diana para que me diga si ocurre algo.

–Me avisas de todo lo que te diga tu hermana, tengo que irme –dijo.

–Adiós Gilbert –dije despacio y lo miré a los ojos.

–Por favor no me hagas sentir que aún tengo oportunidad cuando me miras así –dijo.

–Lo siento, no sabía como te miraba.

–Es que puedo notar lo que aún sientes por mi, pero también puedo notar lo que tienes con Rebecca, así que debo rendirme, pero si me ves así aún con amor yo no puedo...

–Creo que es mejor no vernos ya –dije.

–Siempre dices eso.

–Porque es lo que debemos hacer.

–Si eso quieres –dijo cortantemente y se marchó, dejándome con un hueco en el corazón.

Entré con Rebecca y su sonrisa me hizo sentir mejor, pero no podía quitar la sensación de antes con Gilbert, así que fui a abrazarla, ella me devolvió el abrazo, pero no dijo nada. Supuse que ella ya sabía que Gilbert me había puesto mal. Sabía que eso le dolía, pero Rebecca jamás decía nada.

De pronto escuché un sollozo y sentí como el pecho de Rebecca crecía, la solté para mirarla y vi que estaba llorando.

–Tuve mucho miedo –dijo–, creí que en cualquier momento llegaría el otro hombre y nos harían daño, no soportaría ver las cosas que te hicieran a ti.

–Tranquila, todo está bien, pudimos salir de eso.

–Pero ahora no estoy segura de volver a exponerte así, no quiero seguir con esto, pero necesito el dinero.

–No te preocupes, mi parte del dinero también es para ti, siempre fue así pero no quería decírtelo porque no aceptarías, podemos pausar un tiempo esta actividad, después seguiremos o haremos otra cosa, aún hay tiempo –dije.

–Pero ese dinero también te lo has ganado tú.

–Lo que yo gano es pasar mas tiempo contigo, con eso me basta, además ya tengo mas pinturas para vender.

Cuando Becky se calmó me levanté, fui a tomar papel y pluma y le senté frente al escritorio.

–¿Qué haces? –preguntó Becky.

–Escribirle a mi hermana.

–Pero tú solo le escribes a Diana los domingos.

–Decidí hacerlo hoy –dije.

–¿Qué es lo que hablaste con Gilbert? –preguntó Becky, siempre se daba cuenta de todo.

–Bien te diré... Hace mucho que no tiene noticias de Anne... voy a escribirle a mi hermana para preguntar por ella.

–Oh, adelante –dijo sin expresión.

Me dispuse a escribir preguntando por Anne, también añadí el suceso que acababa de pasar para que la carta no fuera tan corta.

Una semana después me llegó el correo y no lo revisé uno por uno, sino que me fui a buscar la carta de Diana y dejé lo demás de lado. La abrí rápidamente pero sólo hablaba acerca de lo que me ocurrió y finalizó con un "Anne está bien", lo cual no me decía absolutamente nada.

Me levanté y fui hacia Cole, durante la semana le habíamos pedido perdón por nuestra actitud y ahora nuevamente éramos amigos, aunque él seguía expresando que no le agradaba lo mío con Rebecca, pero pude entender mejor el porqué, ya que el tiempo se encargó de hacerme ver que aún me importaban mis ex.

–Dile a Gilbert que no obtuve ninguna respuesta –le dije a Cole en cuanto abrió la puerta.

–¿Sobre lo de Anne? Estoy preocupado Danielle –dijo saliendo de su habitación.

–Yo también, pero ya no sé que hacer.

–Gilbert dijo que si no obtenía respuesta iría a verla. Así que le iré a avisar –dijo Cole, tomó su chaqueta y salió.

Me quedé esperando a Cole en mi habitación y regresó antes de lo que yo esperaba, tocó la puerta de la habitación y cuando salí me dijo rápidamente:

–Gilbert fue a buscarla, ya no pudo mas con la desesperación, su compañero me dijo que tomó un permiso y se marchó el sábado pasado.

–Después de verme –dije–, ya es una semana y no ha regresado.

–¿Qué pasa? –dijo Rebecca llegando de su clase de baile.

Cole le contó la situación mientras yo me sentaba en mi cama y movía mi pierna con ansiedad.

–Supongo que Gilbert le avisara a uno de los dos lo que ocurre –dijo Rebecca.

Recordé el correo que no había revisado y lo tomé, con la esperanza de que una de esas cartas fueran de Gilbert y no me equivoqué, ahí estaba su nombre en el remitente de la última carta.

La abrí y procedí a leerla frente a las miradas ansiosas de mis dos amigos, Gilbert enseguida me dió la noticia en las primeras líneas: Anne se encontraba muy enferma.

Danielle de Avonlea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora