Veintidos. Azul y verde

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–Me tengo que ir –dije poniéndome de pie.

–¿A dónde? ¿Qué ocurre? –preguntaron al unísono.

–Es Anne, está muy enferma –dije sacando mi ropa.

–¿Por qué no nos avisó? –dijo Cole.

–Gilbert dice que no quiso preocupar a nadie y le pidió a sus amigas que no dijeran nada, está internada en el hospital desde hace dos semanas, pero su enfermedad empezó desde hace mas de un mes.

–Yo iré –dijo Cole y salió de la habitación.

–Tenemos que sacar un permiso –dijo Rebecca–, nos expulsarán si nos vamos así nada más.

–¿Nos? –pregunté.

–Claro que no voy a dejarlos solos –dijo.

Hicimos las maletas y fuimos a hablar con el decano de la universidad, le entregué la carta de Gilbert y le expliqué que Anne era familiar mío y amiga de Rebecca y Cole. El decano nos permitió marcharnos por tres días solamente.

Nos fuimos caminando a la estación de tren, llegamos muy cansados, pero finalmente pudimos subir al tren. Rebecca se relajó enseguida y se quedó dormida. Pero yo no podía sentirme bien, estaba demasiado preocupada por Anne y Cole parecía sentir lo mismo que yo, pues no dejaba de moverse en su asiento.

El camino me pareció eterno, pues deseaba estar ya con ella, Gilbert no me había dicho si su enfermedad era muy grave, el hecho de que haya omitido ese detalle me ponía a pensar muy mal. Lloré a la mitad del camino, pues ya no pude con la presión.

Al llegar, estaba destruída, tenía ojeras y bolsas bajo los ojos por llorar, tenía el cabello despeinado y la ropa arrugada, pero no me importó, sólo quería llegar con Anne.

No sabíamos donde era la clínica donde se encontraba Anne, así que fuimos hacia Queens, buscamos el lugar donde se quedaba mi hermana. La casera no nos dejaba pasar, pero en cuanto le dije que era hermana de Diana y amiga de Anne accedió, parecía preocupada también cuando le mencioné a Anne.

–Solo pueden pasar ustedes –nos señaló a Rebecca y a mi–, los hombres tienen prohibido entrar.

–Adelante, vayan, aquí las espero –dijo Cole.

Seguimos a la mujer quien nos guió por un pasillo largo lleno de habitaciones.

–Están en ese salón estudiando, Diana puede acompañarla a la clínica, pero las demás no.

–Muchas gracias –dije con un hilo de voz.

Dimos los pasos que faltaban para llegar y toqué la puerta, momentos después Ruby me abrió, pude notar detrás de ella al resto de las chicas de Avonlea, excepto a Anne. Ruby me abrazó fuertemente y Diana se levantó y me abrazó después.

–¿Dónde está Anne? –pregunté en cuanto me soltó.

Las chicas se miraron entre si y Ruby comenzó a hablar.

–Ella no se encuentra aquí, está... –miró a mi hermana en busca de ayuda.

–Sé que está enferma, sólo necesito que me lleves a la clínica, Diana.

–Claro, vamos –dijo mi hermana y salimos detrás de ella, no me despedí de las demás.

–¿Están usando pantalones? –escuché decir a Josie cuando nos alejamos.

Salimos y Cole se encontraba sentado en una silla del jardín, al ver a Diana se levantó y fue a abrazarla, nos subimos los cuatro al carruaje y nos marchamos hacia la dirección que le dió Diana al conductor.

Danielle de Avonlea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora