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Querida Danielle:

Estamos bien, Anne está bien, tuvimos que rogarle que nos dijera su estado de ánimo, pues estuvo muy callada en cuanto a eso.

Creo que el hecho de que le hayas contado lo de Rebecca le ayudó a no sentirse tan mal, pues dice que ambas se merecen mutuamente.

Se ha reído mucho esta semana y cada vez palidece menos.

¿Tú cómo estás? Cuéntanos todo.

Diana y Ruby.

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Suspiré al leer la carta, me aliviaba que Anne estuviera bien aunque en el fondo me preguntaba por qué pudo superarlo tan fácil esta vez, pero me reproché mentalmente por ello, pues su salud era lo mas importante.

No había visto a Gilbert en los últimos días y esperaba no hacerlo, pues sabía que él estaba enojado conmigo.

De pronto Rebecca soltó una carcajada y me sacó de mis pensamientos.

–¿Quién cuenta tantos chistes? –pregunté.

–Es Ruby, me dice que la tal Josie dijo cosas malas de mi y la puso en su lugar diciéndole que al menos yo tenía estilo y era inteligente, no como ella.

–¿Ruby te envió una carta?

–Si, nos hicimos muy amigas, no lo notaste porque estabas con tus asuntos –dijo entrecerrando los ojos.

–Me alegra que te lleves bien con mis amigas –dije.

Aunque me quedé pensando en el hecho de que ella había recibido una carta larga de Ruby y yo sólo una colectiva con Diana que no se molestó en escribir siquiera, pues la caligrafía era la de mi hermana.

Esa semana decidimos retomar los eventos de música y siempre íbamos acompañadas de Cole, le pagábamos una pequeña cuota por hacerlo, aunque él nos decía que no era necesario, sino que lo hacía para cuidarnos.

Esa semana tocaba ir nuevamente a la fiesta de un doctor, me decía en mi mente que ojalá esta vez no fuera un conocido de Gilbert porque no quería verlo ahí.

Pero mi temor se hizo real, él estaba ahí junto a un grupo de chicos de nuestra edad, claro que iba a estarlo, seguramente destacaba tanto en la universidad que no podía faltar en las reuniones de sus profesores.

Subimos al escenario y comenzamos el show minutos después, estuve todo el rato intentando no mirar en dirección a Gilbert, pero fui débil y lo hice, así que me di cuenta que no tenía que preocuparme, pues esta vez Gilbert ni siquiera ponía su mirada en el escenario.

–Creo que ya lo superó –me susurró Rebecca cuando terminamos.

–Espero que así sea –dije negando con la cabeza.

Nuestro show terminó y él jamás me miró, se veía feliz compartiendo con sus compañeros.

Nos indicaron que fuéramos a buscar al ama de llaves para que nos pagara y nos indicaron donde estaba. Me fui para atrás al ver que estaba junto a Gilbert y sus amigos de pie junto a la barra de bebidas.

Danielle de Avonlea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora