Once. Mas confusión

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Me sentía demasiado molesta con Anne, no
entendía por qué creía que la haríamos de menos por su posición social, a mi hermana y a mí jamás nos había importado eso.

Al día siguiente por la tarde le conté a Gilbert lo sucedido y él me dijo que había visto a Anne por la mañana y no le había comentado nada acerca de eso. Eso me puso aún más furiosa.

No podía entender que estaba pasando entre todos, ya que la relación se había vuelto demasiado impredecible, es decir, un día estaban molestos ellos dos, después él y yo, después nosotras también lo estábamos.

Así pasaron varios días en los que Anne y yo estábamos molestas la una con la otra, yo me disponía a pintar la mayor parte del tiempo para tener más pinturas que vender, pero lo hacía muy lento, ya que me costaba concentrarme en la pintura.

Gilbert venía a verme después de pasar tiempo con ella o viceversa y me pedía que me redimiera, pero yo no pensaba hacerlo, estaba segura que era Anne la que me debía una disculpa a mi y a mi hermana, Gilbert solo me miraba preocupado.

Y para empeorar la situación no podía sacarme de la cabeza a los titulares del periódico acerca de la ejecución de personas homosexuales

Mis padres estaban cada vez más tensos porque Diana y yo pronto estaríamos partiendo a nuestros estudios lejos de casa. Ellos no sabían qué decisión tomaría yo, y eso los volvía locos.

Pero yo ya había enviado mi solicitud a la universidad en Toronto y esta fue aceptada, así que no había vuelta atrás.

Un sábado fui a ver a Gilbert a su casa después de que este llegara de Charlottetown, se veía cansado y me dispuse a hacerle algo de cenar.

–Tengo que decirte algo –dijo de pronto mientras yo salteaba unas verduras.

–Dilo –respondí sin perder la concentración, ya que yo sería capaz de provocar un incendio si eso pasaba.

–No iré a la Sorbona –soltó de pronto.

–¿Qué ocurrió? –pregunté sorprendida dándole toda mi atención.

–El padre de Winnifred fue a la clínica y me dijo que cuando le propondría matrimonio a su hija, le expliqué que estaba confundiendo las cosas y él dijo "no esperabas que sólo por tus manzanas te iba a pagar esa escuela ¿o si?" –imitó al hombre.

–Gilbert lo siento mucho –dije con pesar–, sé que era una gran oportunidad.

–Lo sé y el tiempo de mandar la carta Queens se terminó...

–¿No hay alguna otra opción? –pregunté volviendo a centrarme en las verduras, que ya estaban empezando a humear.

–Hablaré con la señorita Stacey a ver si tiene otra opción, sino tendré que esperar otro año.

El lunes Gilbert habló con la señorita Stacey al finalizar la clase, yo caminaba despacio para que me alcanzara después de eso y me contara. Me fui hacía la casa del árbol y minutos después él apareció.

–¿Y bien? –pregunté.

–La universidad de Toronto tiene medicina, la señorita Stacey mandará una carta de recomendación y esperaremos el resultado.

–Entonces... Vamos a ir juntos a la universidad –dije alegre.

–Parece que si –respondió él con una sonrisa.

De pronto recordé a Anne, aunque estaba enojada con ella sabía que era parte de la relación.

–¿Anne ya lo sabe? –pregunté.

–¿Saber que? –dijo Anne acercándose– No se preocupen solo vine a tomar un libro que dejé aquí, pero necesito saber que es lo que debo saber.

–Ya lo sabe, se refiere a que no iré a la Sorbona –le aclaró Gilbert.

–Si, es una pena que vayas a tener que suspender tus estudios –dijo Anne de modo cortante por mi presencia.

–Tal vez no, tengo una oportunidad, habrá que ver si es posible, pero queda esa esperanza... La universidad de Toronto puede admitirme por medio de una buena recomendación.

Anne sonrió, pero después me miró y su sonrisa se desvaneció.

–Bien, pues que sean muy felices juntos en Toronto, no se preocupen por mí, haré mi vida aparte.

Se marchó corriendo y sin pensarlo fui detrás de ella seguida por Gilbert.

Anne se tiró al suelo llorando.

–Anne, no te haremos de lado, no importa lo que pase, aún eres parte de esto–dije.

–Tú ya me hiciste de lado, sólo queda Gilbert, pero se irá contigo, te terminará eligiendo a ti.

–Eso no es verdad, yo te amo a ti –Gilbert hizo una pausa para corregirse–, a las dos. Por favor Anne.

–No tenemos por qué arreglar lo nuestro ahora, pero aún así cuando lo hagamos podrás contar conmigo –fue lo último que dije y me marché a casa.

Gilbert le dijo "yo te amo a ti" ¿eso significaba algo o fue una simple confusión? Me estaba cansando de esto, de los malos entendidos, de sentir que alguien pesaba mas en la relación.

Anne se sentía menos en la relación y yo por mi parte también, porque los había visto muy juntos últimamente, mirándose entre si, olvidándose de mi por unos minutos.

Estaba casi segura que ellos se amaban entre si mas de lo que me amaban a mí.

Danielle de Avonlea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora