¿Dónde está?
¿Dónde te has metido, Nora?
Nora parece estar siempre detrás de mí como una espía, pendiente de cada paso que doy y analizando mi situación al detalle. Excepto cuando necesito hablar con ella de forma urgente. Entonces no aparece por ningún lado, no importa que toda esta maldita situación sea por su culpa. ¿Por qué le hice caso cuando me dijo que tenía que besar a Marcos? Soy la persona más estúpida que ha pisado la faz de la Tierra.
He preguntado ya a medio campamento. Los chicos populares no la ven desde la sesión de historias de terror de ayer, y lo mismo me han dicho los menos populares. Tanto un grupo como el otro estaba cuchicheando cuando he llegado a preguntar y me ha parecido escuchar mi nombre. Alguno hasta se ha atrevido a hacerme algún comentario poco educado sobre lo que hacíamos Marcos y yo anoche, ya que estuvimos ausentes durante la mayor parte del tiempo. Esto solo hace que mi necesidad por hablar con Nora crezca a cada minuto que pasa.
Encuentro a Martín dibujando sin compañía. A su lado, su tortuga Micaela nada en un cubo de cristal que Fran consiguió para él después de su desaparición. Su aportación, al contrario que la del resto de niños, es bastante más esclarecedora. Mientras alimenta a la tortuga con trozos de sandía, menciona que vio a Nora hablando con su primo ayer poco después de que terminara la actividad, pero dice que era bastante tarde y no prestó mucha atención a lo que decían.
Le doy las gracias y corro en busca de Fran, que parece ser mucho más fácil de encontrar. En el momento justo en el que lo diviso en la distancia se encuentra despidiéndose de Ana con una serie de papeles en la mano y yo corro hacia él antes de que se vaya a preparar cualquier actividad. Me detengo a su lado, sin aliento, y él me mira con el ceño fruncido.
—Leire, ¿ha pasado algo? No me digas que alguien se ha vuelto a tropezar con el agujero de la entrada.
Sacudo la cabeza para negar. Tengo que respirar hondo un par de veces antes de ser capaz de hablar.
—¿Has... visto a... Nora? Tengo... tengo que...
Fran me acalla con un gesto. Levanto la cabeza en su dirección.
—Pensaba que lo sabías. ¿No escuchaste nada anoche?
—¿Qué...?
—Nora ha tenido que volver a Madrid por un problema familiar. Justo estaba hablando con Ana sobre eso ahora mismo. Parece que no hay tiempo para mandar un sustituto, así que vamos a tener que trabajar un poco más los días que quedan. —Fran hace una mueca—. Con algo de suerte, para cuando vayamos a Cataluña, Nora se reunirá con nosotros.
No. No. No. Esto no puede estar pasando. Necesito ayuda, necesito consejo. ¿Cómo se supone que voy a mirar a Marcos a la cara después de lo de anoche? Nora es la única que sabría qué hacer en esta situación. ¡Fue idea suya, maldita sea!
—Lo siento —añade Fran al ver mi rostro desfigurado, como si eso ayudara en algo.
Ni siquiera soy capaz de responder. Tras unos segundos de incómodo silencio, Fran se despide y me deja sola en mitad del pasillo. Tengo la fuerza de voluntad suficiente para no dejarme caer ahí mismo y, en su lugar, soltar un par de maldiciones que espero que no haya escuchado nadie. Después, busco un rincón solitario donde poder dar rienda suelta a todas mis frustraciones.
La he cagado, y Nora ni siquiera está aquí para ayudarme. Adiós beca, adiós Marcos y adiós todo. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora?
La semana y media que queda se me va a hacer muy, muy larga.
***
Recuento total de palabras: 610
Parece que Leire está más sola que nunca. Va a necesitar apañárselas por sí misma si quiere solucionar el problema en el que está metida.
Si pudierais, ¿qué consejo le daríais a Leire?
¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
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Diez citas para olvidarte [COMPLETA] #DjAwards
Romance✨NOVELA CLASIFICADA EN LA LISTA CORTA DEL OPEN NOVELLA CONTEST 2023✨ Tras numerosas dificultades para acceder al doctorado, la petición de beca de Leire ha sido rechazada. Ahora ella se ve obligada a hacer lo que pensó que nunca retomaría: trabajar...