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¿Y a este qué mierda le pasa?

Julian y Enzo hacia tiempo habían llegado, por lo cuál probaron toda la comida, y hasta bailaron lo que no era posible bailar

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Julian y Enzo hacia tiempo habían llegado, por lo cuál probaron toda la comida, y hasta bailaron lo que no era posible bailar. Pero según Álvarez, con el menor nunca se sabe.

Hasta que en un momento, la mirada del cordobés se encuentra con los ojos claros de su familiar, y no podía sentirse más feliz por la emoción que percibía en su hermanastro, o bueno, al menos hasta que Fernández rodeó sus hombros, haciendo que por inercia, él imitara la acción con sus brazos en la cadera ajena.
Entonces toda su atención volvió a ese chico, y pensó como es que era capaz de amarlo tanto en tan poco tiempo.

—¿Han visto a mi Steve?— de repente, Pablo apareció a un lado de su mejor amigo, viéndose preocupado al no encontrar a Robert.

—¿Estás con otro ahora? Los chiquitos son los mas peligrosos decían. — comentó Enzo con una sonrisa por la mueca del menor.

—¡No, idiota! Robert y yo nos disfrazamos de Iron man y el Capitán América, ¡Pero desapareció!

Gavi se colocó en frente de la pareja argentina, intentando al menos de ese modo, poder buscarlo con la mirada desde su posición.
Vamos, era alto y vestía de azul, ¡No debería ser tan facil perderlo!

Hasta que el ligue de su amigo, le golpeó el hombro suavemente para atraer su atención, y cuando la tuvo, señaló detrás de sí con una gran sonrisa. Entonces el español se giró, y cuando lo hizo, vió a su pareja sonriéndole desde lejos, o al menos, en lo que caminaba hacia él.

—¿Acaso me pediste que te esperara para hacer que claramente no lo haga y que pudieras hacer esa magnifica entrada?— inquirió el joven sevillano con sus ojos brillando al verlo disfrazado del héroe.

—Puede ser, moja miłość. Mejor no responderé a eso.

Por otro lado, Leandro y Paulo tenían una bebida en la mano, en lo que escuchaban a la banda en el escenario cantar tan energéticamente.
Cuando esta finalizó, les aplaudieron junto a los otros alumnos, pero el cordobés con su acompañante lo hicieron un par de segundos, pues aún parecían bastante entretenidos con la charla que mantenían sin importarle demasiado el alrededor.

Bueno, hasta que a los oídos de Dybala, una melodía bastante conocida hizo un click en su mente.

—¡No!, ¡Mirá quiénes son!— Paredes fingió sorprenderse al señalar hacia el escenario.

El rambo de la salada colocó toda su atencion en la banda que entró e inevitablemente, sacudió por los hombros a su acompañante ante la emoción de las presencias famosas.

—¡Lea! ¡Estan cantando acá!— gritó con una indescriptible emoción que era una caricia para el corazón del bostero.

—Alguien me debía un favor.

POLOS OPUESTOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora