capítulo 2

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Pov María José

Poché: ¡Amalia! – dije mientras mi mejor amiga me daba un pequeño abrazo y fuimos hacia nuestra primera clase, historia.

Amalia: Respóndeme, ¿es cierto que casi atropellas a Calle en el aparcamiento? Si es así, ¿formaba parte de un plan premeditado o más como un crimen improvisado? Contéstame, señorita Garzón, quiero su versión de los hechos – dijo como si estuviera interrogándome

Entramos a clase y fuimos a la última fila donde estaban nuestros pupitres, nos sentábamos juntas, eso hacía las clases menos aburridas. Empezamos a sacar los libros. Aún faltaban unos minutos para que sonara el timbre.

Poché: Primero, Amalia, deja de ver maratones de CSI los fines de semana te afectan mucho a la cabeza, segundo, me sorprende lo rápido que se esparcen los rumores en este sitio y tercero, y es la última vez que hablamos del tema, no fue mi culpa fue ella.

Amalia: Vale, vale, te creo – dijo zanjando el tema - Oye ¿qué pusiste en la pregunta tres de los deberes que mandó la profesora?

Poché: Toma cópiatela – le dije pasándole mi cuaderno. Amalia me sonrió y empezó a copiar lo más rápido posible. Sonó el timbre y vi como Amalia aumentó la velocidad para copiar las últimas frases de mi respuesta. Entró la profesora por la puerta y me devolvió la libreta.

Amalia: Gracias – me dijo mi amiga, le di una sonrisa.

Amalia era una de las pocas personas a las que soportaba en este instituto, de hecho, esta personita de baja estatura y pelo ondulado era mi mejor amiga; nos conocimos los primeros días de colegio cuando llegué a Miami desde Bogotá debido al trabajo de mi padre, teníamos unos diez años la primera vez que hablamos, yo estaba sola almorzando en el patio de la escuela, vino hacia mí y me preguntó si quería que almorzara con ella, desde ese momento empezamos a ser amigas.

Lo que más me gustaba de Amalia era su personalidad, nunca en la vida conocería a una persona más buena que ella, ayudaba a todo el mundo sin pedir nada a cambio, poco le importaban las clases sociales y todas esas mierdas que interesan tanto en este instituto. No le importa que yo no tenga grandes cantidades de dinero, que sea becada o que no pueda permitirme ir con ella de vacaciones a Italia o cualquier sitio del mundo, Amalia me quiere con todos mis defectos y virtudes, igual que yo a ella.

Ella era la persona que más conocía, sabía cuándo estaba triste, contenta, cuando necesitaba hablar con alguien o cuando estaba enfadada, ella siempre estaba a mi lado, era quien aguantaba mi temperamento y muchas veces era ella la que evitaba que yo me metiera en problemas, por decirlo de alguna manea Amalia era quien "me llevaba por el buen camino" o por lo menos eso intentaba.

Ya con la clase empezada, yo me dedicaba a hacer dibujos en mi libreta, miré que estaba haciendo Amalia y me hizo gracia ver que estaba prestando la misma atención que yo a la corrección de la profesora.

Poché: Si le pones un sombrero quedará más gracioso – dije en voz baja para no llamar la atención de la profesora. Amalia dibujó el pequeño sombrero a su dibujo.

Amalia: Ahora hay que ponerle un nombre. – dijo – ¿Alguna sugerencia?

Poché: No sé... - miré el libro de historia y vi una foto de Napoleón. - ¿Napoleón?

Amalia: Que original, Poché se te ha fundido el cerebro de tanto pensar – dijo riendo bajito - ¿Y tú que has dibujado? – le enseñé mi cuaderno – Te das cuenta de que nos volvemos unas artistas en la clase de historia. – dijo mientras le echaba un vistazo a la hoja llena de dibujos y caricaturas. - Me gusta este – señaló un oso que llevaba una pancarta donde se podía leer "ME ABURRO".

Cuestión de Tiempo | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora