Capítulo 40

1.8K 72 0
                                    

Pov Daniela

Hoy me quedé cuando terminaron las clases para que el profesor Camacho me explicara de nuevo lo que habíamos visto en clase, ya que, yo como de costumbre no pillé ni lo más mínimo. Estuve allí como una hora y al final logré comprender algunas cosas, no mucho, pero sí lo suficiente.

Antes de salir para dirigirme a casa fui al baño, mientras estaba dentro del cubículo escuché una voz muy familiar para mí.

Samuel: Sigue -dijo Samuel. Escuché gemir una chica.

¿Se estaba tirando a otra? Si tiene a otra me deje en paz a mí.

Ahí seguía yo encerrada, cosa que me empezaba a agobiar, escuchando la sinfonía de gemidos y obscenidades por parte del chico. El baño se quedó en silencio cuando Samuel llegó al orgasmo.

Samuel: No sé cómo te puede gustar más la zorra esa que esto -oí que decía.

No reconocí a la chica hasta que escuché su voz claramente.

Hailey: No sé para qué te conté eso.

Era Hailey, no puede ser, su voz parecía más grave, pero espera... Ha dicho.... Te gusta más la zorra esa... ¿Qué? ¿Le gusta una chica? Imposible.

Samuel: ¿Tú también te la quieres tirar? Como hizo tu amiguita Daniela... Apuesto a que miras los videos de ellas dos y te imaginas que eres tú la que besas a Garzón...

No pueden estar hablando de... No. Después de todo lo que me ha dicho a mí y a ella, sobre todo a ella, a Hailey no puede gustarle Poché. Mi Poché. Me niego a creerlo.

¿Tienen videos de nosotras?

Hailey: Cállate imbécil -le interrumpió-. Tú lo que deberías hacer es controlar a tu novia, seguro que ahora mismo está en la cama con otra.

Mi torpeza hizo acto de presencia y se me cayó la mochila al suelo, haciendo un ruido bastante difícil de ignorar.

Hailey: ¿Quién está ahí? -oí tres golpes que me hicieron saltar del susto-. ¡ABRE!

Samuel: ¿¡Qué haces tú aquí!? -vi a Samuel en lo alto del cubículo de al lado, supuse que se habría subido al retrete-. ¡¡Sal ahora mismo!!

Abrí e intenté salir corriendo, pero me acorralaron antes de poder hacer nada.

Calle: ¡Déjame! -le dije a Samuel cuando me agarró del brazo—. ¿Por qué no te quedas con esta aquí follando y me dejas a mí en paz?

Samuel: ¡Porque tú eres mía!

Calle: ¡No! -me llevé un golpe y empecé a llorar.

Samuel: No me gusta que me hables así -dijo poniéndome de nuevo frente a él-. Tú eres mi novia, tú eres mía, solo que tengo que buscar por ahí lo que tú no me das y estoy empezando a hartarme de eso -me dio una bofetada.

Calle: ¡Déjame! ¡Ayuda! -grité, me tapó la boca-. ¡Ayuda! -lo próximo que recuerdo es un golpe en la cabeza y como todo se volvió negro.

Cuando volví a abrir los ojos estaba tumbada en el sofá del salón de mi casa, entreabrí los ojos y vislumbre una sombra sentada a mi lado, noté que me acariciaba la pierna.

Me agarró el miedo cuando vi quien era.

Samuel: Por fin te despiertas, pequeña -dijo su voz masculina con una sonrisa en su boca. Se me revolvió el estómago cuando lo escuché decirme pequeña, me arrinconé en una parte del sofá para que dejara de tocarme.

Cuestión de Tiempo | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora