Pov María José
Sonó el despertador a las 7 en punto de la mañana. Lo apagué no haciéndole caso al maldito cacharro y volví a dormirme. A las 7 y cuarto sonó la alarma de mi móvil, la apagué con la luz cegadora de la mañana entrando por la ventana de la habitación, me tapé hasta la cabeza y seguí durmiendo.
De repente escuché como unos golpes en la puerta y escuché como alguien entraba, oí la voz de mi hermana Valentina.
Valentina: Vamos, Poché, levántate ya – dijo tocándome el brazo
Poché: Uggg... Voy – dije mientras mi hermana salía de la habitación
Me quedé unos segundos sentada en la cama mirando a la nada, por fin me levanté y fui al baño estando todavía un poco dormida; ya totalmente despierta volví a mi habitación a vestirme, abrí el armario y me puse unos vaqueros negros, unas zapatillas del mismo color y una camiseta blanca con adornos azul oscuro. Me miré al espejo y me peiné; ya estaba lista así que bajé a desayunar.
Cuando entré a la cocina estaban mis padres terminando de desayunar.
Papá: Buenos días, hija – dijo mi padre al verme
Poché: Hola – dije yo sirviéndome un vaso de zumo
Mamá: Hola María José. Oye, ¿algún día serás capaz de levantarte con la primera alarma sin necesidad de que tengamos que ir a llamarte? – dijo con tono de broma
Poché: Por favor, mamá, sabes de sobra que eso es imposible.
Y era verdad, todas las mañanas ocurría lo mismo, sonaban las alarmas, pero no me levantaba hasta que mi padre, mi madre o uno de mis hermanos iban a llamarme. La mayoría de los días me encontraba de mal humor porque no me gustaba que me despertaran, pero si no lo hicieran llegaría siempre tarde al instituto.
Cuando terminé de desayunar subí a mi habitación para recoger mis cosas, cuando volví a bajar ya con mi chaqueta de cuero favorita puesta y la mochila en la mano, saqué el móvil del bolsillo y miré la hora; eran las ocho, como no saliésemos ya llegaríamos tarde.
Poché: ¡Chicos, bajad ya o llegaremos tarde! – dije mientras mi hermano Sebastián bajaba por las escaleras
Sebastián era el mediano de los tres, tenía 16 años, yo era la mayor con 18 y mi hermana Valentina, la pequeña, que tenía 14.
Sebastián era el típico atleta de instituto, alto, guapo, extrovertido, amigo del todo el mundo, un conquistador entre las adolescentes de su edad, además le iba muy bien en el colegio y tenía una beca de deportes, mi hermana Valentina era todo lo contrario a él, era una chica muy tímida a la que le costaba empezar conversación, tiene que tenerte mucha confianza para que te deje ver cómo es la verdadera Valentina; es el orgullo de mis padres porque tiene la mejor calificación de su curso y por eso le concedieron la beca en ciencias, es muy inteligente y madura para la edad; y después estoy yo, digamos que este año no me van a dar el premio a la mejor conducta del año, no es que yo vaya robando bancos o matando a gente por la calle, no, pero en estos últimos meses me he metido en un que otro problema en el instituto y puede que una, o dos, o más noches haya llegado a casa en condiciones poco dignas. En mi defensa diré que no siempre es culpa mía.
Poché: ¿Por qué Valentina tarda tanto en bajar? – pregunté a Sebastián
Sebastián: No sé, se estará arreglando para su nuevo novio – dijo subiendo el tono de su voz entre risas mientras Valentina se encontraba con nosotros al final de las escaleras dándole una mirada de odio a nuestro hermano.
Adiós, mamá, adiós, papá – gritamos los tres
Papá: Adiós, hijos – dijo mi padre desde la cocina
ESTÁS LEYENDO
Cuestión de Tiempo | Caché
FanfictionCalle y Poché se odian. ¿Por qué? Demasiadas diferencias entre ambas... Diferente clase social, diferente manera de pensar, diferentes prioridades en la vida y diferente círculo de amigos. Un viaje a Nueva York con el instituto lo cambiará todo. Só...