Capítulo 3

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Pov María José

Era la hora del almuerzo, fui con Amalia a la cafetería, nos sentamos en una de las mesas.

Poché: Amalia, ¿puedes llevar a mis hermanos a mí casa cuando acaben las clases? – le pregunté.

Amalia: Sí, claro, no hay problema, pero diles que me esperen en las escaleras – dijo comiendo el último trozo de su bocadillo y abriendo el zumo de naranja que tenía en las manos.

Poché: Vale, yo les aviso, Amalia – me miró -. Respira, que vas a terminar ahogándote. ¿Tienes que irte a algún sitio?

Amalia: La verdad es que sí, la orientadora me ha citado para hablar de universidades.

Poché: ¿Universidades? Pero si aún queda mucho para que nos graduemos – me miró y levantó los hombros.

Amalia: No queda tanto, tú también deberías pensar donde vas a ir al salir de aquí y que es lo que quieres hacer con tu vida – dijo como si fuera mi madre.

Poché: Ya Amalia, no seas tan intensa, ahora mismo lo único que quiero es que acabe este día de mierda e irme a casa, pero no puedo por culpa del castigo con Calle. ¡Vaya! Parece que la invoco – dije cuando la vi entrar con su séquito de barbies por la puerta de la cafetería.

Amalia: Poché, ¿Puedo preguntarte algo? – dijo.

Poché: Ya lo estás haciendo ¿no? – ella sonrío

Amalia: No quiero que te lo tomes a mal.

Poché: Venga Amalia, no des más vueltas, pregunta lo que quieras.

Me hacía gracia como Amalia siempre que quería preguntarme algo que creía que me enfadaría empezaba con un "¿Puedo preguntarte algo?"

Amalia: ¿Qué te pasa con Calle? - la miré con cara extrañada

Poché: ¿Tú no tenías que ir a hablar con la orientadora de universidades? – dije para evitar contestarle.

Amalia: Hablo en serio, Poché. ¿Qué pasa con...? – miró hacia la mesa de Daniela, quien reía con sus amigas.

Poché: Amalia, ¿a qué viene esa pregunta? Sabes que no nos llevamos bien y ya está esos es lo único que pasa.

Amalia: Sé que no es tu persona favorita en el mundo, pero Poché hoy casi os pegáis en clase. ¿Qué te pasa? ¿Acaso eres tonta? – me dijo muy seria. Amalia era la única persona a la que dejaba que me hablara así -. En serio, ¿en qué piensas? Este mes ya te has peleado con ella unas veinte veces. El director está aburrido de castigarlas, sabes que te pueden quitar la beca si sigues así ¿no? ¿Es eso lo que quieres, Poché? – estaba enfadada.

Pocas veces había visto a Amalia enfadarse.

Muy bien, Poché, la chica que solo se enfada una vez al año, está enfadada. Y es por tu culpa.

Poché: No, no es lo que quiero y tampoco sabía lo de la beca. Lo siento, pero es ella la que empieza.

Amalia: No, Poché no me vengas con esas... Ella empieza, tú terminas, ella termina y tú empiezas. Poché, eso no importa, porque, aunque odie admitirlo, la única perjudicada eres tú, ella tiene dinero, ¿A quién crees que expulsarán antes? ¿eh? 

Poché: Vale, Amalia dejemos el tema aquí, llegarás tarde a tú reunión.

Amalia: Lo siento por enfadarme, pero no soportaría graduarme sin mi mejor amiga, tienes que controlarte más, sé que no la soportas, pero haz un esfuerzo – asentí, aunque dentro de mí sabía que por más que quisiera hacer ese esfuerzo por una cosa o por otra acabaría a los gritos con Calle -. Avisa a tus hermanos ¿sí? Y pórtate bien – me dio un golpe en el brazo y se fue.

Cuestión de Tiempo | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora