II

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—¡Maldita suerte! ¡No puedo ser tan idiota! —exclamó corriendo hacia el elevador.

¿Cómo demonios iba a llegar tarde a su primer día de trabajo? Y después porque no podía mantener ningún empleo.

Entró al elevador y presionó el botón para ir hasta su piso. Se observó en el espejo que había en él y chilló histérica, tomando su cartera para tomar el rimel.

—Tres alarmas, Vesnia, tres alarmas pusiste ¡Y no escuchaste ninguna! ¡¿Qué tan estúpida puedes ser?! —se dijo así misma, pintando sus pestañas, antes de tomar el delineador y mirar molesta que se había detenido en un piso que no era el suyo.

Genial, se demoraría más.

Las puertas se abrieron y un apuesto hombre alto y ojos celestes entró, vistiendo un traje azul oscuro.

—Me bajo en el quince yo —le dijo ella sin mirarlo, pintando sus labios—. Porfa, ya voy llegando tarde.

Él la observó y marcó el quince, mientras se terminaba de maquillar.

—¡Ay no puede ser! —exclamó sentándose en el suelo, revisando histérica su cartera.

—¿Qué te pasa?

—No traje chicles, ni unas pastillas de menta ¡Nada! Y hoy salí tan apurada de mi casa, que ni los dientes pude cepillarme. Y no es que no tenga una buena higiene bucal, mi odontóloga siempre me felicita por eso, incluso anoche los cepillé antes de ir a dormir, pero-

—Ten —le dijo dándole una tira de chicles.

—¿En serio?

Él asintió con la cabeza y ella la tomó sonriendo, chillando emocionada antes de meterse uno en la boca y ponerse de pie, dándole la mano.

—Vesnia Peters —sonrió.

—Samir Wildwolf.

—¡Wou! Cómo el nombre de la empresa, que genial —sonrió, mirando que ya estaban por el piso catorce.

—¿Eres nueva? —le preguntó incrédulo.

—¡Ay, tanto se nota! ¿Me veo muy nerviosa? Uy, ¡Mira! ¡Ya estamos en el quince! —chilló al momento en que las puertas se abrían—. Deséame suerte, es mi primera junta. Que tengas un buen día tu también y gracias por los chicles —sonrió antes de mirarlo por última vez y bajar.

Samir la vio caminar por el pasillo y cuando las puertas se estaban por cerrar, colocó su mano, abriéndolas nuevamente. La vio entrar a la sala de juntas y con pasos lentos, tranquilos, caminó también hasta allí.

—Hola, buen día a todos —sonrió nerviosa, entrando, mirando a todos los presentes.

De las mujeres era la más joven allí presente, y el silencio se hizo incómodo cuando ella entró.

—Creo que tomaré ese lugar de allí —sonrió incómoda, dirigiéndose hacia uno de los asientos vacíos en la mesa.

Y no hizo más que apoyar su cartera y correr la silla, que todos se pusieron de pie, mirando hacia la puerta.

—Que suerte —sonrió mirando a una de sus colegas—. Llegué justo antes que el... Jefe —murmuró desconcertada al ver de quién se trataba.

Wildwolf... ¡Pero que idiota! ¡Por eso tenía el mismo apellido de la empresa!

...

Tengo varios capítulos preparados, así que los iré subiendo 🌕❤️

VesniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora