XX

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Gimió extasiada bajo el cuerpo de él, abrazándolo, sin poder regular su respiración. Si él la seguía embistiendo de ese modo, no sabía cuánto más aguantaría.

—Sa-Samir —pronunció en un hilo de voz.

Buscó la boca de ella, y la besó, cambiando de posición para poder sentarse y sentarla sobre sus muslos, sin salir de ella. Completamente exhausta, se recostó sobre el pecho del castaño, apoyando su mejilla contra el hombro de él, gimiendo.

Samir le corrió el cabello que cubría su rostro con su mano libre, ya que con su otro brazo la estaba sujetando de la cintura, y comenzó a besar su cuello, hundiéndose más profundo en ella.

Vesnia enterró sus uñas en la espalda de él, ya sin fuerzas para continuar. Si él no acababa pronto, no sabría cuánto más-

Abrió sus ojos en ese momento, atónita, al sentir que Samir la mordía, y apretó sus dientes, para ahogar su grito, cuando él gruñó contra su piel, clavando más fuerte sus dientes.

A duras penas, volvió a abrazarse a él, intentando respirar, y no sollozar, al sentir que Samir se corría en su interior, sintiendo aquello nuevamente, como se hinchaba impidiéndole moverse, al quedar unida a él.

Pero fue imposible no gritar, cuando la mordió más fuerte.

—A-Ah, ya... P-Para —le pidió temblando.

Lo escuchó gruñir, y cerró los ojos, sintiéndose mareada. La cabeza le había comenzado a doler, y su piel a quemar. Se sentía tan débil, que dejó de escucharlo cerca, como si él se hubiese alejado lentamente de ella.

Samir abrió los ojos, y suavemente abrió su boca, agitado, abrazando a Vesnia a él, al sentir que el cuerpo de ella se desvanecía entre sus brazos.

Lamió lentamente la herida de ella, ayudando a qué cicatrizara más rápido, y repartió pequeños besos por su piel, por su rostro.

Con cuidado, se recostó sobre la bolsa de dormir, y la acomodó lo mejor que pudo sobre él, acariciándole el cabello, la espalda, besándole las mejillas, el cuello, y el hombro.

—Todo estará bien ahora —le dijo en un tono bajo, besándola—. Yo... Te amo tanto, Vesnia —murmuró.

Era algo que no podía decirle mientras ella estuviera despierta, porque sabía que lo trataría de loco obsesionado, ya que sólo llevaban un poco más de un mes juntos.

—Y soy completamente tuyo, mi amor —pronunció cerrando los ojos, aún sin poder salir de ella, debido a la unión—. Espero algún día tú también puedas sentir lo mismo por mí.

Tomó las mantas que habían quedado a un costado de ellos, y los tapó a ambos, dándole un último beso en la frente, antes de permitirse ceder al cansancio también.

🌕🌕🌕

—Vesnia ¿Puedes abrir los ojos? —le preguntó acariciándole la mejilla, el cabello.

Pero ella parecía no poder despertar aún. La primera vez que la había marcado, ella había permanecido dormida por casi dos días. Quizás esta vez sería igual.

Le besó suavemente los labios, y luego buscó la ropa de ella, para vestirla. Debían irse de allí, la aldea no estaba tan lejos. Con suerte, y llegarían al atardecer.

Quería llevarla a un mejor lugar, especialmente para que ella pudiese pasar esos días en un ambiente más cómodo. Además, quería saber también sobre su bebé.

La terminó de cambiar, y guardó lo más importante en una sola mochila. La mayoría de las cosas tendrían que quedarse a allí, él no podría llevar todo solo.

La acostó dentro de la bolsa de dormir, y la sacó de la tienda junto con Zukaritas, que seguía en su jaula. Desarmó la tienda, y la guardó, para luego usar las sogas con la que estaba sujetándola, para asegura el cuerpo de Vesnia a su espalda.

Luego de asegurarse que ella no iba a caerse, se colgó la mochila al pecho, y tomó la jaula del gato en una mano y la tienda en la otra, comenzando a caminar.

Bostezó con cansancio, observando el camino nevado. Sí, él también se sentía cansado, pero no podía permitirse quedar allí, no era un lugar seguro para Vesnia.

Su respiración era tranquila, su corazón latía a una frecuencia normal, ella estaba bien, sólo era parte de marca su estado actual. Era común que ellas quedaran en ese estado luego de ser marcadas.

Volvió a bostezar una vez más, y suspiró. Él también dormiría cuando llegara a la aldea.

...

VesniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora