XXI

16.3K 1.4K 111
                                    

Buenos días, bellezas ❤️ hoy estaré actualizando temprano porque tengo clases por la tarde 🥲

.

.

.

—S-Samir —preguntó moviéndose en la cama, sintiéndose cansada, sin poder abrir los ojos.

Tanteó con sus manos la cama, sin sentir el cuerpo de él, ni su aroma. Aunque sí podía olerlo cerca.

—¿Ya llegamos? —se inquirió en un tono bajo, abriendo levemente los ojos y no reconocer la habitación donde estaba.

Se giró en la cama, hasta impulsarse para sentarse, y se cubrió los ojos con una de sus manos, sintiéndose mareada. Tal vez había hecho un movimiento muy brusco.

—Ya despertaste, buen día —sonrió el castaño entrando a la habitación.

—Se me parte la cabeza.

—Es normal, estuviste durmiendo dos días y medio. Te traje el desayuno, esto te ayudará.

Ella asintió con la cabeza, y le permitió que apoyara la bandeja sobre sus muslos.

—¿Dos días y medio dijiste? —preguntó confundida, luego de procesar lo que el castaño había proferido.

—Sí, quedaste exhausta luego... De la marca —pronunció bajo.

Ella intentó recordar aquello, quedándose unos segundos en silencio. Pero como la primera vez, al despertar, le fue imposible en ese momento recordarlo, por lo que prefirió comenzar a desayunar, estaba hambrienta.

—¿Estás molesta?

—No, sólo tengo mucho sueño.

Se sentó a su lado y la tomó de una de sus manos, captando su atención.

—Yo te marqué una vez más, nuestra unión no íbamos a perderla, pero no sé si tú-

—No recuerdo con claridad lo que pasó esa noche, Samir —lo interrumpió—. De seguro a medida que esté más despierta, los recuerdos volverán como la primera vez. Pero no tienes que aclararme nada.

—No quiero que sientas que me aproveché de tí.

—De seguro también quería que me marcaras —le dijo tomando una tostada con mantequilla y jalea de frutos rojos.

—¿Y... Si no es así?

—Sé que quería tener sexo contigo, Samir, eso sí lo recuerdo, así que seguro también quería lo otro. No lo pienses demasiado.

—De acuerdo —pronunció en un tono bajo.

Esperó paciente a su lado, hasta que ella terminara de desayunar, y luego dejó la bandeja con las sobras sobre una mesa de noche. La miró, y Vesnia lo observó inexpresiva, por lo que decidió abrazarla.

—No te siento molesta, pero estás extraña.

—Creo que es el embarazo, yo también me siento rara, cómo... Irritada, no lo sé.

—¿Te molesta que te abrace?

—No.

La continuó abrazándola, acariciándole el cabello.

—Espero no te moleste que te haya bañado mientras dormías, sé que es algo que tú querías hacer apenas llegáramos.

—No, no me molesta, gracias, porque me sentía muy sucia ya. Y lo noté hace un rato, al sentir la fragancia de vainilla en mi cabello.

VesniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora