XXIII

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"—¿Qué quieres hacer entonces, Vesnia?

—Yo los soñé, Samir, los tuve en mis brazos. Eran dos bebés, una niña y un niño, y sus nombres los escuché en mi mente, Kaia y Aspen... No puedo abortarlos —pronunció negando con la cabeza.

—¿Estás segura?

Lo miró a los ojos, con fastidio.

—Vi a mis hijos, Samir, los ví a ambos antes de que nacieran o nos dijeran que iban a ser dos. No voy a quitármelos."

Salió de la cocina, limpiándose las manos. Estaba preparando un pastel de chocolate, cuando escuchó que tocaban la puerta, pareciéndole extraño. Miró hacia las escaleras, viendo si Samir bajaba, pero al ver que no lo haría, se dirigió ella.

Observó por la mirilla que había un muchacho, quizás de su edad, vestido con un traje negro.

—Hola ¿Qué necesitas? —le preguntó con desconfianza.

Él la observó y luego sonrió.

—Tú debes ser la mujer de mi hermano ¿Verdad?

—No sabía que Samir tenía un hermano, sólo me habló de Cecilia.

—Sí, soy uno de sus hermanos —sonrió divertido—. Creo que él no te ha hablado de su familia.

—No, de hecho no lo hizo.

—Bueno, en ese caso me presento, mi nombre es-

—Kenneth —pronunció serio Samir bajando por las escaleras, interrumpiendo su presentación—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Ken —sonrió divertido, dándole la mano a Vesnia, ignorando a Samir.

Samir se acercó a la castaña y la tomó de la cintura, alejándola de él.

—Te hice una pregunta ¿Qué quieres aquí?

—Nada hermano, sólo pasaba a saludar. Volví a la casa, y me sorprendió que Ceci me dijera que te habías ido. Y más aún, que fuera porque te habías unido ¡Nadie podía creerlo! —rio—. Fue una sorpresa para la familia.

—¿Por qué? —le preguntó Vesnia arqueando una ceja.

—Corazón, veo que no sabes nada de él —pronunció divertido.

Samir lo observó y le gruñó en advertencia.

—Marcaste y te uniste a una mujer que no sabe quién eres, que astuto —le dijo mirándolo a los ojos, con burla.

Vesnia los observó a ambos, especialmente a Samir.

—Bueno, ya que estamos, cuéntame ¿Cuál es el gran secreto de la familia Wildwolf? —le inquirió a su pareja—. ¿Por qué te molesta tanto que tu hermano esté aquí?

Samir miró a Vesnia, antes de desviar la mirada.

—Somos diez hermanos —sonrió Kenneth—. Nuestro hermano mayor se llama Aram, que tiene treinta y tres años, luego vienen Cecilia y Samir de treinta, sí, son mellizos. Luego nacieron Shayne, Skyler y Caelan, de veintiocho. Lev y Vladik de veinticinco, yo de veintitrés, y nuestra hermanita más pequeña, Milena, de diez años.

Vesnia se giró y miró al castaño, cruzándose de brazos.

—Te sorprendiste cuando nos dijeron que eran mellizos, y resulta que tú tienes ¡Una hermana melliza! Y no sólo ella, sino también un par de mellizos y otro de trillizos de hermanos ¡¿En serio, Samir?!

—No tengo relación con ellos, mi única hermana biológica es Cecilia.

—Somos medios hermanos —murmuró Kenneth rodando los ojos—. A papá le encantaba hacer hijos al parecer —rio.

Vesnia negó con la cabeza y los dejó a ambos en la sala, dirigiéndose a la cocina para ver su pastel de chocolate. Era increíble, en su familia había puro embarazo múltiple ¡Y el cínico había actuado sorprendido cuando le dijeron que eran dos bebés!

—¿Me puedes decir para que mierda viniste a mi casa, Kenneth? Nosotros no tenemos una buena relación, y lo sabes bien —gruñó Samir.

—Pasaron tres años, Samir, que rencoroso eres. Además, tú ya tienes mujer ahora, deja el pasado atrás —le dijo en un tono despreocupado, sentándose un uno de los sillones.

—Quiero que te vayas, no estamos para recibir visitas. Vesnia está embarazada y no está de humor para este tipo de cosas.

Kenneth lo observó a los ojos, borrando la sonrisa lentamente.

—¿Cómo es eso que Gala Woods es ahora dueña de tu empresa? ¿Tienes idea de lo furioso que está nuestro padre?

—Lo que yo haga con mi dinero es mi problema. Además, yo ya no pertenezco a su clan.

—¿Ah no? —rio—. ¿Y que haces usando nuestro dinero entonces? Esta casa la compraste gracias al trabajo de papá.

—Con mi trabajo la conseguí —gruñó.

—Usando sus empresas —sonrió con burla—. Mira, Samir, a mí me interesa muy poco que te hayas unido a una sangre impura, no soy como Cecilia de racista, el problema con la chica es que no tiene nada que ofrecerle a nuestra familia. Y encima perdiste tu empresa ¿Cómo planeas sustentar ahora a tus cachorros?

—No es asunto tuyo, vete.

—Habrá una reunión en dos semanas, estaremos todos en la casa principal. Por tu bien, será mejor que vayas —le dijo poniéndose de pie—. Y claro, trae a tu mujer también. Cecilia estará feliz de saber que tendrá sobrinos —rio, caminando hasta la puerta.

Cuando Kenneth se fue, Samir gruñó, observando la puerta, sintiéndose impotente... Sabía que tendría problemas con su familia por lo que había hecho.

—Prueba, creo que está rico —le dijo Vesnia regresando a la sala.

Cortó un trozo de pastel y se lo dió a él en la boca. Samir lo tragó, y luego se inclinó hacia ella para darle un corto beso en los labios.

—Te quedó delicioso, amor.

—Veo que tu hermano se fue y te ha dejado muy alterado. ¿Qué pasó?

—Creo que... Tendré que contarte de mi familia —suspiró.

...

VesniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora