XXIV

15.8K 1.5K 82
                                    

—Te escucho —le dijo, antes de llevarse una porción de pastel a la boca.

La verdad, es que le había salido delicioso, y no sabía si era un antojo o no, pero se había despertado con unas ganas tremendas de comer pastel de chocolate relleno de crema y frutas rojos, bañado en chocolate. Algo que a Samir le pareció un poco empalagoso.

Pero de todos modos la estaba acompañando con una porción y un café amargo, ambos sentados en la sala de su casa.

—De acuerdo —suspiró antes de pasarse una mano por el rostro—. Mi padre es un tipo muy metódico, siempre lo fue, pero sobre todo, siempre fue ambicioso, y estuvo dispuesto a hacer lo necesario para alcanzar sus metas. A los dieciocho se unión a una joven con mucho dinero, él... Marcó a la chica contra su voluntad.

Vesnia estaba justo por terminar el último bocado de su segunda porción, cuando escuchó aquello, mirándolo aturdida.

—Eso quiere decir ¿Qué tú papá la violó?

Asintió con la cabeza, desviando la mirada.

—Mi padre cuando era joven fue un tipo que se llevaba el mundo por delante. Era grande, fuerte, e intimidaba a las personas con su carácter de alfa. Así consiguió su primera empresa, que era de su suegro en realidad. Cuando la chica quedó embarazada, le ofrecieron un trabajo en la empresa, y antes de que el bebé naciera, él se había convertido en el dueño.

—¿Tú hermano mayor?

—No, lamentablemente la muchacha falleció durante el parto, junto con el bebé —pronunció bajo—. Con el dinero que hizo lo invirtió en negocios más pequeños, hasta alcanzar el suficiente capital para comprar a la empresa con la que competía la suya. No es un hombre que haya amado a ninguna de sus mujeres, y marcó a muchas sólo para conseguir más poder adquisitivo. A los treinta conoció a la mamá de mi hermano mayor, un año después nació Aram. Rompió el vínculo con ella cuando mi hermano tenía dos años, y se unió a mi madre, hija de un banquero. Nacimos Cecilia y yo, y la historia se repitió hasta mi hermana más chica Milena.

—Mm, tú padre parece una mierda de tipo, pero gracias a sus deseos egoístas, ustedes tienen una muy buena posición económica ahora.

—Mi familia no es buena, Vesnia. Al ser una de las familias más antiguas y puras, son racistas. Consideran a los humanos y a los hijos mestizos de ellos con nosotros, como inferiores. Y de los diez hijos que tuvo, ocho somos alfa, siendo esto mucho más beneficioso para él.

—Explícame eso de los alfas.

—De acuerdo. Nuestra especie está divida en rangos jerárquicos, como una manada de lobos. En la cima están los alfas, siguen los betas y luego los omegas. Los alfas somos los más fuertes, imponemos respeto hacia los demás, y tenemos más beneficios en nuestra sociedad. Los betas son casi irrelevantes, son los que nos ayudan, por lo general, empleados de confianza, se encargan de la administración. Y luego están los omegas, que... Son muy débiles y despreciables para muchos.

—¿Por ser débiles? Me parece una estupidez. Si dentro de tu sociedad tienen a alguien que biológicamente es más débil, tienen la obligación de protegerlo, no marginarlo —pronunció con rabia—. Imagina que alguno de nuestros hijos nazca omega, ¿Lo vas a despreciar? ¿Sentirías vergüenza de él?

—Por supuesto que no, Vesnia. Yo no me rijo por sus creencias, si fuera así, no me habría unido a tí.

—¿Y yo que se supone que soy?

—No lo sé —sonrió—. Tú al ser una mestiza, no sé dentro de que rango entrarías. Tú aroma no se parece al nuestro, es diferente.

—Hm, okay —murmuró, bebiendo un poco de té.

—Kenneth me dijo que en dos semanas harán una reunión, y yo debo estar presente. Tú podrías aprovechar ese tiempo y visitar a tu familia.

—Sí ¿Pero tú estarás bien?

—Sólo tendré que aguantar el sermón de mi padre.

—¿Tus hermanos alfas son peligrosos?

—¿A qué te refieres?

—Dijiste que tú padre era un tipo grande y muy fuerte, y que usaba eso a su favor, intimidando a los demás. ¿Alguno de tus hermanos sacó ese lado psicópata también? Porque a veces ese comportamiento narcisista es hereditario.

—Creo que todos tienen algo de eso, especialmente Kenneth o Cecilia. Pero... Shayne es el que más se parece a papá en ese aspecto.

—¿También anda dejando hijos por ahí?

—No, Shayne es un tipo muy frío y egoísta, él no crea lazos con las mujeres, sólo las utiliza. El ve a los niños como estorbos nomás. Es el que mejor posición económica tiene entre nosotros, y ha sido gracias a estafas y engaños.

—Ah, es un trozo de mierda —pronunció consternada—. ¿Y a tú a quien saliste, Samir? Pareces la oveja negra de tu familia.

—Mamá es una omega —le contó en un tono bajo—... Ella nos crió después de todo, y la idea de encontrar una pareja por unión sentimental, fue por ella. Crecer sabiendo que mi mamá soñaba con unirse a una macho de ese modo, me hizo querer buscarlo también. Yo quería una hembra que me amara y fuera devota a mí, así como yo también lo sería de ella. No quería una unión fría y distante como las que tenía mi padre.

Ella asintió con la cabeza, comiendo su pastel.

—Yo sólo quería un trabajo y terminé con dos mordidas en el hombro, una pareja posesiva y embarazada de mellizos al mes de conocerlo... Cosas de la vida —rio, negando con la cabeza.

Si no se reía de sus desgracias ¿Quién más lo haría?

—Vesnia... —murmuró.

Lo observó a los ojos y sonrió, inclinándose a él para besarlo.

—Sólo me causó gracia como se dieron las cosas, Samir. Cambia esa cara de niño regañado.

—Perdón por lo que ocurrió, soy el culpable de todo.

—No es como si me hubieses violado, pero si lo pienso, podrías haberme explicado antes que ustedes marcan a sus parejas, que también les... Ocurre eso en el pene, y que encima todo duele. Tú no me explicaste nada, Samir, y todo me tomó por sopresa.

—Lo siento —pronunció abrazándola—. Ya te dije que fueron muchas las mujeres en las que busqué esto que nosotros tenemos, y nunca antes me había pasado el hecho de no poder razonar, de no poder pensar con claridad. Cuando te marqué por primera vez, fue instintivo, ni yo sé porque lo hice, fue un impulso, y no volví en mí, hasta que la marca estuvo hecha.

—Por eso a nuestros hijos les explicarás todo desde pequeños, para que Kaia no tenga que pasar por lo mismo, y Aspen sea cortéz y cuidadoso con su pareja.

Sonrió al escucharla hablar de sus hijos, sintiendo una calidez única en el pecho. La abrazó a él, y besó suavemente su cabeza.

—De acuerdo, yo les enseñaré todo lo que sé a ambos.

...

VesniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora