VI

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¿Qué ella lo había incitado?

Abrió los ojos, y no pudo pronunciar nada, el calor volvió de una forma más sofocante, haciéndola jadear, y a lo lejos podía escuchar que Samir estaba pronunciando algo, sin poder entenderle. Su vista comenzó a hacerse borrosa, y no supo en qué momento perdió el conocimiento.

Samir la observó preocupado y se acercó a la silla, acomodándola para que no cayera mientras tomaba su celular.

—Ceci, que no haya nadie en los pasillos, debo salir de urgencia.

"—¿Qué? ¿Qué pasó?"

—Luego te explico —le dijo antes de cortar, guardar el celular y tomar a Vesnia en brazos.

La observó y le limpió las lágrimas del rostro con su mano libre. ¿Qué había hecho? Era un completo imbécil.

Salió de la oficina de la jovencita y fue rápidamente hacia el elevador, acostándola sobre su pecho. Tendrían que bajar veintitrés pisos, ya que el último, era el subsuelo donde estaba el estacionamiento.

Nadie podía saber lo que había ocurrido allí, y muchos menos ver a Vesnia en ese estado.

🌕🌕🌕

Mm ¿Qué olía tan bien? Se sentía hambrienta, pero también muy perezosa cómo salir de la cama. E iba a seguir durmiendo, pero su estómago comenzó a gruñir hambriento, por lo que se obligó a abrir los ojos.

Y al hacerlo, observó aturdida que no estaba en su habitación.

—¿Dónde diablos estoy? —pronunció aterrada, saliendo de la cama.

Se acercó hasta la puerta de la habitación, observando que llevaba un pijama de hombre, y la abrió suavemente, viendo un largo pasillo.

Ella no conocía ese lugar, no sabía que había pasado, ni porqué estaba allí, o quien la había llevado.

Su olfato le avisó que alguien estaba cerca, un aroma que ella conocía muy bien, y se cubrió rápidamente la nariz.

¡¿Cómo mierda es que ella podía oler algo así?!

—Vesnia.

Sintió esa corriente en su cuerpo recorriéndola, paralizándola. ¿Q-Qué estaba haciendo él ahí?

Lo vio aparecer en el pasillo, y su corazón comenzó a latir frenético, escuchando también los latidos de él.

—Tranquilízate, respira.

—¿Q-Qué está pasando, señor Wildwolf? ¿Por qué estoy aquí? —le preguntó haciéndose hacia atrás.

—¿Recuerdas lo que pasó?

Negó con la cabeza, dando dos pasos hacia atrás, mientras él avanzaba tres.

—¿No recuerdas nada?

—N-No me diga que... Que usted y yo...

Samir frunció el ceño y ella se llevó ambas manos a la boca.

—¿T-Tuvimos sexo? ¡Usted abusó de mí!

—¿Qué? No, eso no fue lo que-

—¡Me drogó! ¡Por eso no recuerdo nada! —le gritó tomando un almohadón, arrojándoselo—. ¡Usted se aprovechó de mí!

—Vesnia no tuvimos sexo —le dijo con calma.

—¿N-No?

—No.

Se acercó a ella, y la jovencita abrió los ojos aturdida, al sentir su corazón acelerarse, y como un aroma delicioso aparecía en ese momento.

—¿L-Lo huele también? ¿Alguien está cocinando algo? Se siente como si estuvieran haciendo un delicioso pastel de chocolate, bañado en chocolate y relleno de jalea de frutos del bosque y crema.

La observó con una ceja arqueada, antes de que una risa incrédula se le escapara.

—¿Qué hueles?

—Como si alguien estuviese haciendo un pastel de chocolate, bañado en chocolate, relleno de crema y jalea de frutos del bosque. No me mire así, señor Wildwolf, el olor es tan fuerte, que seguro todo el barrio lo sabe.

—¿Huelo a pastel de chocolate?

—¿Cómo usted va a oler a pastel de chocolate? No sea ridículo —le dijo rodando los ojos.

—¿Quieres saber a qué huelo yo?

—A ver.

—Huelo... A lavanda —le dijo cerrando los ojos—. Lavanda en invierno, mojada por el rocío de la mañana, mezclándose con las hierbas del bosque, y el aroma del pino.

Ella lo observó a los ojos, sintiendo como su piel comenzaba a quemar.

—Me recuerda cuando era un niño, y salía con mi abuelo a buscar leña temprano en la mañana. Era lo primero que se olía al salir de la cabaña, junto a la helada brisa de invierno chocando contra mi rostro.

Abrió los ojos, y observó que ella estaba con los suyos cerrados ahora.

—La nieve solía llegarme por debajo de las rodillas, pero no me importaba, tomaba la mano de mi abuelo, y ambos nos dirigíamos al bosque por leña, cuando nos quedamos sin reservas.

Se acercó más a ella, sentándose a su lado en la cama, y apoyó su mano en su mejilla.

—C-Cuénteme más —susurró.

—Quisiera llevarte al bosque ahora mismo —pronunció en un tono ronco, estremeciéndola, acariciado su rostro, dirigiendo su pulgar hacia el labio inferior de ella—. Que conozcas mi verdadero hogar.

—¿Cómo es? —le preguntó aún con los ojos cerrados.

—Sólo vivimos los nuestros allí, y en esta época del año, es cuando más nieve cae. A veces el suelo tiene un metro de nieve sólida. El ambiente tiene un aroma delicioso de leña y pino, y carne asada junto a-

—No me gusta la carne —lo interrumpió.

—¿Cómo que no te gusta la carne?

—Nop —le dijo negando la cabeza.

Descendió su mano hacia el cuello de ella, bajando sobre su hombro, y fue entonces que Vesnia abrió los ojos, mirándolo asustada.

—Usted me mordió.

—Ahora lo recuerdas.

—Me mordió el hombro —pronunció mirándolo a los ojos—. ¡Me mordió el hombro, señor Wildwolf!

—Sí.

—¡¿Cómo se le ocurre morderme el hombro de ese modo?! ¡¿Está demente?!

—Vesnia ¿Tú realmente no sabes quién eres?

—¿De qué habla?

—Supongo que no —suspiró.

...

VesniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora