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Cuando ella dejó de morder, se acercó el antebrazo a él, lamiéndolo suavemente, hasta lograr que dejara de sangrar. Vesnia lo observó, secándose la sangre que había manchado su boca.

—Los alfas no llevan marcas —pronunció sin mirarla, observando la herida que se estaba cicatrizando—. Nuestra unión ahora es mucho más fuerte, y especial.

—¿P-Por qué lo hiciste?

—Porque eres especial para mí, porque aunque tú no lo sientas, yo sí te pertenezco.

Vesnia lo observó y apoyó suavemente una de sus manos sobre la marca de él, dónde debajo de sus dientes, se veía la pequeña mordida de ella haciéndola más profunda.

Quizás para muchos sería humillante que un alfa se hubiese dejado marcar, pero a él realmente no le importaba, sin con eso podía hacerle entender que era especial su unión.

Apoyó su cabeza sobre el hombro de él, y lo tomó de la mano. Si quería que aquello funcionara, tendría que tenerle paciencia, porque ella no entendía su mundo.

***

—¿Esta es tu cabaña? —pronunció sorprendida.

—No, es nuestra cabaña —la corrigió, sacando las maletas del auto.

—¡Es enorme! Cuando dijiste que tenías una cabaña, creí que sería algo pequeño, normal.

—No es pequeña, pero si es normal —le dijo tomando cuatro de las ocho maletas para poder comenzar a entrar las cosas a la casa.

Vesnia por su parte tomó a Zukaritas, entrando a la cabaña también. Y adentro se veía más grande aún. ¡Era increíblemente hermoso aquel lugar!

—Mira lo que es esto, hijo ¡Tenemos una casa muy grande ahora! —chilló sacando al gatito de la jaula, para ir hacia las escaleras.

—Ve, yo ya termino de bajar todo —le dijo dejando las maletas, para ir a buscar las que faltaban.

La joven subió las escaleras y llegó al segundo piso, sorprendida de encontrar cuatro habitaciones. La primera al parecer era la principal, con un enorme ventanal que daba a la parte trasera del patio, y una vista del bosque que los rodeaba. Hasta un balcón tenían.

—Mira que bonito está esto, Zuquita, hasta la cama está hecha de troncos. Y creo que el armario también. Todo es tan fascinante.

Se sentó en la cama y saltó suavemente en ella. Mm, se sentía bien, bastante mullida. Y se notaba que el colchón era nuevo, al igual que todo lo que había en la habitación. ¿Cuánto dinero habría gastado Samir?

—Ya cerré la puerta, y las ventanas también lo están, puedes soltar al gato.

—Zukaritas.

—Claro.

Lo bajó y el minino se fue por su cuenta a explorar la casa.

—Ven.

Se acercó a él y Samir la abrazó. Entendía que él tenía una especie de necesidad lobezna de sentirla, pero para ella era un poco extraño todo aquello. Lo abrazó también, para que él no se sintiera afligido, sin saber que más hacer.

Observó la pared, luego el techo, mientras él la estrechaba más contra su cuerpo, hundiendo su rostro en el cuello de ella.

—Yo jamás te cambiaría, Vesnia.

Ella desvió la mirada, pensativa luego de escuchar aquello.

—¿Puede un alfa marcar a más de una mujer?

—... Sí —suspiró.

Ella no dejaría pasar aquel tema.

—O sea que renunciaste a todo por puro gusto, podrías haber marcado a alguien más.

—Vesnia por Dios —le dijo alejándola—. ¿Tú aún no entiendes que eres especial para mí?

—Sí, pero-

—¿Puedes intentar entenderme, por favor? —le pidió—. Yo sé que tus sentimientos e instintos no son tan fuertes como los míos, pero a esta altura, deberías de entender lo que siento.

—Tú no quieres entender que todo esto es nuevo para mí.

—¿Quieres saber lo que yo siento? Que tú quieres romper con nuestra unión, que estás buscando la forma de que yo marque a alguien más... Y me estás hiriendo, Vesnia.

Lo miró a los ojos, observando el dolor en su mirada.

—¿Qué sientes en este momento por mí?

—¿Q-Qué?

La tomó de la mano y la apoyó sobre su pectoral izquierdo.

—¿Qué sientes cuando me ves?

—N-No lo sé —pronunció abrumada, sintiendo entonces como los latidos de él se volvían irregulares, hasta bajar lentamente su ritmo.

—¿Me culpas por lo que pasó?

Negó con la cabeza, sin poder responder, y la mirada de él, más rota lució en ese momento, sintiendo un dolor agudo en el pecho.

—Crees que te marqué a propósito ¿Verdad? —le preguntó en un tono bajo.

La observó a los ojos, sintiendo como los suyos se cristalizaban. Intentó respirar profundo, y le quitó la mano, desviando la mirada. Abrió su boca, y las palabras no salieron, dando sólo un leve jadeo... Angustiado.

—Samir —murmuró derramando las primeras lágrimas, al sentir la angustia de él.

—B-Buscaré... La forma de romper la unión —le dijo antes de salir de la habitación.

Se fue de la cabaña, adentrándose en el bosque, y un llanto lastimero se hizo presente, maldiciendo su suerte. Cecilia tenía razón, unirse a un sangre impura, era un error.

Ellos no podían crear lazos, no eran como ellos.

...

Samir está siendo muy irracional y apresurado... Cómo siempre 🌕🐺

VesniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora