CAPÍTULO CUATRO

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La compañía de Levi era tan cálida y apacible como asistir a una clase de yoga. O, al menos eso considera Mikasa.

—¿Hace cuánto tiempo eres un vampiro?

Indaga sentada sobre su cama, tapando sus piernas con su almohada blanca. Su habitación pobremente se iluminaba con una lámpara situada encima de su mesa de luz. No quería encender la lámpara principal colgada del techo, le gustaba estar en penumbras. En cambio, Levi estaba parado a una distancia de dos metros, apoyando su espalda en la pared.

— Hace 300 años —responde.

—¿Todos los vampiros tienen habilidades? 

—No —niega—. Pero hay una excepción. Si bien, una misma habilidad no se puede repetir dentro de un clan, si te conviertes en un vampiro pero no sientes ninguna habilidad al respecto, sólo servirás como soldado. —declara sin apartar sus ojos azules navales de sus irises grises—. Cada clan está conformado por seis personas.

Mikasa debe apartar su mirada, ocultando su nerviosismo. Las expresiones de Levi sonrojaban sus pómulos.

—¿Cómo sabes si un vampiro o humano pertenece a un clan? 

—El tiempo lo decide, no es nuestro deber buscar. Me refiero a que esas seis personas debemos compartir los mismos ideales. 

—¿Es decir? 

—Debemos conectarnos tanto física como mentalmente. Si un humano pertenece a un clan vampírico pero no lo sabe, inconscientemente con el pasar de los días sus dones despiertan.

—Solo si pasa su tiempo con vampiros o cerca de ellos —argumenta continuando la explicación del azabache.

—Si

Levi flexiona su pierna derecha posando la plantilla de su calzado sobre la pared.

—¿Cuál es tu habilidad? 

—Soy un rastreador. Imposibles de alcanzar o derrotar en batalla —comenta orgulloso de su habilidad—. Nuestro olfato y oído nos caracterizan.

Según la información que obtenía, ahora sabía la razón de porqué la inmortal llamada Petra no estaba con Levi. No sólo porque él no la amaba, sino que ambos compartían el mismo don y eso no está permitido.

Mikasa sujetó su corto cabello en una coleta pero antes de seguir preguntando Levi hizo un gesto de alerta, como si escuchara a una persona aproximarse.

—Tu abuela quiere hablarte.

Inmediatamente toma su celular simulando estar navegando en una aplicación. Su abuela tocó la puerta y cuando escuchó el "adelante", ingresó seguramente para asegurarse que su nieta se encuentre bien. 

—Mikasa, escuché que platicaba con alguien ¿Te encuentras bien?

No debía levantar sospechas, agradece que Levi se haya tomado el tiempo de desaparecer antes de que la puerta se abriera. 

—Sí abuela —asegura sonriendo de costado—. solo estaba hablando con Hange, acabo de poner la llamada en espera.

—Me alegro, envía mis saludos  —afirma cerrando la puerta—. Buenas noches, querida.

—Buenas noches abuela. 

La anciana cierra la puerta lentamente, luego sus pasos se oyen alejarse rumbo a su habitación.

—Tu abuela me agrada.

Inesperadamente Levi aparece sentado detrás de ella, provocando que de resaltará debido al susto. El azabache sopla sobre su nuca como método de burla.

Sweet BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora