CAPÍTULO DIECISIETE

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MIKASA 

Al otro día, Mikasa se sorprendió al encontrar el establecimiento vigilado por una cierta cantidad de guardias de seguridad. Dos guardias estaban parados al lado de la puerta principal. Cuatro caminando alrededor del campo. Seis guardias más sobre cada límite del estacionamiento y posiblemente, otra cantidad dentro. 

Todavía no olvidaba lo sucedido ¿Si estaban buscándola para culparla de los crímenes en los vestuarios? ¿Qué diría en su defensa? ¿Qué criaturas peludas la defendieron? Nadie creería su testimonio. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz extraña que anunciaba un mensaje en los altavoces. 

"Atención, Todos los alumnos del establecimiento deben dirigirse al salón principal "

—Debe ser un comunicado sobre los alumnos que volvieron del intercambio —aseguró Annie, obligándola a caminar—. Sabes lo que eso significa.

—Si, lo sé —Susurró—. Querrá muchas respuestas. 

—Puede ser verdad pero tú decides explicarle o no —respondió Annie—. Si no comprende no dudes en llamarme.

La plática se desvaneció cuando llegaron al salón principal, repleto de alumnos, y desgraciadamente casi chocaron a Levi.

—Si me necesitas estaré en el fondo —espetó, luego cruzó miradas con Annie. 

Levi pareció no sorprenderse ante su actitud así que solo comenzó a platicar con Annie.

Mikasa no tenía certeza a dónde dirigirse porque su único objetivo por el momento era ignorar y evitar a Levi. 

— Sabes, Jean me dijo que se disculpó contigo.

Sasha tocó su hombro izquierdo mientras comía un ¿alfajor? Al menos eso intentó deducir  la azabache, ya que Sasha se llevó rápidamente el pequeño y último trozo a la boca.

—Le dije que no estaba enojada pero seguía disculpándose —Observó alrededor—. ¿Puedo quedarme con ustedes? Me dan ansiedad tantos murmullos.

—Claro —aceptó su compañera—. Jean suele hacer lo mismo. Últimamente es sensible a los sonidos y no le gusta mucho cuando todas las personas conversan al mismo tiempo.

Jean estaba en el fondo platicando con Connie. Ambos con la espalda apoyadas en la pared. Solo que Jean mejoró su postura cuando notó la presencia de la azabache.

—Hola Mikasa.

Jean estaba tan nervioso que sus mejillas se sonrojaron mientras pasaba una de sus manos repetidas veces por su cabello castaño.

—Hola —saludo de la misma manera.

En el escenario, donde se hallaba un micrófono en el centro, apareció una mujer de cabello oscuro con una expresión pacífica similar a Buda. Acomodó el micrófono, y luego de dar dos toques con sus dedos comenzó a hablar.

—Buenas tardes a todos —los murmullos acabaron inmediatamente—. Me presento, soy Pieck Finger. Primeramente es mi deber informar por qué se encuentran aquí… —carraspeó—. Acabamos de recibir la noticia de que el director falleció ayer en la noche debido a un paro cardiaco. Además cuatro alumnos desaparecieron.

Atónita sobre su lugar, los recuerdos de la noche anterior se unieron como un rompecabezas en la mente de Mikasa. Acaba de darse cuenta que el director fue quien quiso secuestrarla y que probablemente los alumnos desaparecidos también.

—Esa mujer tiene un aura tranquilizadora —acotó Jean; probablemente, notando el nerviosismo que la recorría—. seguramente será mejor que el viejo.

Sweet BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora